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Después del sol: ¿por qué y cuándo usarlo?

El sol posterior tiene la función de aliviar los efectos resultantes de la exposición al sol y mejorar las condiciones de la piel.

El bronceado y la producción de melanina son, en efecto, una defensa del organismo ante una situación estresante. De hecho, en primera instancia, la radiación solar provoca una respuesta inflamatoria en la piel que se manifiesta con enrojecimiento, deshidratación, sensación de ardor, eritema y otros síntomas más o menos molestos.

Por lo tanto, es necesario proporcionar a la piel nutrientes (como el argán y el karité), antioxidantes (vitaminas), anti-enrojecimiento y calmantes (aloe, alantoína, caléndula y pantenol).

La aplicación constante de leche, cremas y mantequillas después de la exposición al sol también preserva la compacidad de la capa superficial de la piel y restaura la película hidrolipídica, contrarrestando la deshidratación y la exfoliación.

El sol posterior debe utilizarse siempre, desde los primeros días de exposición, aplicándolo con generosidad y en todo el cuerpo.