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Síntomas Ojo de perdiz

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definición

El ojo de la perdiz es un tiloma, o un engrosamiento superficial y circunscrito de la piel, que se desarrolla en los dedos de los pies. Esta área es particularmente propensa a los insultos mecánicos, como compresiones repetidas o frotamientos persistentes.

A diferencia de los callos, los tylomas son hiperqueratosis bien definidas (engrosamiento redondeado y concentrados en un punto específico), pero son más profundos (se extienden a la mayor parte de la dermis subyacente) y, a menudo, son dolorosos.

El inicio del ojo de perdiz a menudo indica que algo ha cambiado al caminar. En este sentido, el trastorno puede ser alentado por cambios en el peso corporal (pérdida de peso excesiva o excesiva) y fenómenos inflamatorios o artríticos en los huesos y articulaciones de los pies (por ejemplo, dedo en martillo).

El ojo de perdiz usualmente aparece después de usar calzado estrecho e inadecuado. Los que están en mayor riesgo son aquellos que trabajan de pie y practican actividades deportivas intensas.

Síntomas y signos más comunes *

  • Dolor en el pie
  • nódulo
  • tylosis
  • ampollas

Direcciones adicionales

El ojo de perdiz se desarrolla como un área de piel gruesa y dura, predominantemente en la prominencia ósea entre los dedos cuarto y quinto; en algunos casos, la patología también puede aparecer en la superficie plantar.

Ver otra Foto Ojos de Perdiz.

En estos lugares, el tiloma causa dolor intenso, ya que la hiperqueratosis comprime la dermis y su parte más profunda (el llamado tapone córneo) puede estimular las fibras nerviosas presentes a continuación (neuralgia interdigital).

La sensación percibida por el paciente es comparable a la de tener un guijarro en el zapato o tener un alfiler de dibujo incrustado en la piel del pie. El dolor se acentúa por la noche o después de una caminata y se puede evocar al presionar el tiloma con un dedo. El ojo de perdiz causa dificultad para caminar correctamente y mantenerse erguido durante largos períodos. A veces se forma una bolsa o un bolsillo lleno de líquido en la lesión.

El diagnóstico se basa en la aparición de tejido hiperqueratósico engrosado y duro.

El tratamiento consiste en abrasión manual, asociada o no con el uso de queratolíticos (por ejemplo, ácido salicílico en solución coloidal o 40% de envoltura de urea) para facilitar la extracción del ojo de perdiz. En raras ocasiones, es necesario recurrir a la extirpación quirúrgica.

El uso de zapatos suaves y cómodos que no alteren la biomecánica del pie puede ayudar a prevenir estas lesiones.