La contaminación de los productos puede derivar tanto de las materias primas como de los procedimientos incorrectos de producción, manejo y conservación de los alimentos. En particular, se puede encontrar en leche cruda (o no bien pasteurizada), quesos blandos y azules (por ejemplo, queso brie, gorgonzola y camembert), helados, carnes crudas o poco cocidas (por ejemplo, paté, carnes curadas, salchichas, hamburguesas y frankfurter), pescado crudo o ahumado, verduras y alimentos listos para comer sin cocinar (ensaladas ya lavadas, frutas precortadas, productos de asado a base de carne).
La listeria también puede multiplicarse en los alimentos congelados, por lo que es importante mantener una cadena de frío adecuada en el caso de la compra de productos envasados. Sin embargo, debe especificarse que la aparición de la enfermedad está condicionada por la susceptibilidad del individuo y el número de bacterias presentes en el alimento en el momento de la ingestión.