síntomas

Síntomas Fisuras anales

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definición

Las fisuras anales son pequeñas heridas que se forman en el borde interno del canal anal. A menudo, estos cortes son causados ​​por la expulsión de heces particularmente duras o voluminosas; En tales circunstancias, el esfuerzo de defecación provoca una dilatación excesiva de la pared anal, lo que conduce a su desgarro. Por lo tanto, la aparición de fisura anal está fuertemente asociada con el estreñimiento: las heces se detienen en el intestino más de lo normal, se endurecen y en el momento de la defecación pueden producir pequeñas lesiones superficiales. Otros factores predisponentes son la diarrea, heces ricas en irritantes (debido a alimentos o medicamentos), infecciones locales y pérdida de elasticidad del canal anal como consecuencia de intervenciones quirúrgicas (p. Ej., Para fístulas y hemorroides). Los traumas resultantes de la introducción de cuerpos extraños (p. Ej., Cánulas enemales) o relaciones sexuales anales, por otro lado, representan una causa rara pero todavía posible de fisuras anales.

Síntomas y signos más comunes *

  • Ardor anal
  • disquecia
  • Dolor anal
  • hematoquecia
  • Hemorragia gastrointestinal
  • encopresis
  • Dolor de estomago
  • Comezón anal
  • rettorragia
  • Sangre del Arno
  • Sangre en las heces
  • Espasmos musculares

Direcciones adicionales

El síntoma característico de la presencia de una fisura anal es el dolor, muy intenso y ardiente, durante el paso de las heces. La sensación de escozor o ardor generalmente aparece en cada defecación y puede durar desde unos pocos minutos hasta unas pocas horas después de la evacuación, debido a la rigidez (espasmo) del músculo del esfínter anal. El sangrado es característico de la fisura, por lo que es posible notar una línea de sangre roja brillante en las heces o en el papel higiénico. En casos raros, puede ocurrir una hemorragia. La secreción de suero de la fisura, si es abundante, también puede causar picazón en la región anal.

El diagnóstico se realiza con la inspección y nuevas investigaciones para determinar una causa específica. Las fisuras deben diferenciarse de las neoplasias y lesiones típicas de la sífilis, la tuberculosis y la enfermedad de Crohn.

El tratamiento implica una higiene local estricta combinada con el uso de laxantes para minimizar el trauma durante la defecación (por ejemplo, ablandadores de heces, psilio y otras fibras) y anestésicos locales (por ejemplo, benzocaína o lidocaína) para un alivio temporal.

El correcto desgarro del desgarro se facilita mediante el uso de ungüentos protectores (por ejemplo, glicerina para uso tópico) o supositorios de glicerol, útiles para reducir la presión anal y lubricar la parte inferior del recto. Algunas veces también se pueden indicar inyecciones de toxina botulínica de tipo A. Sin embargo, si las fisuras no se curan con tratamientos conservadores, es necesario recurrir a la cirugía.