psicología

Síntomas Desorden limítrofe de la personalidad

definición

El trastorno límite de la personalidad (DBP, por sus siglas en inglés) es una condición psiquiátrica compleja que se observa más entre los jóvenes, especialmente las mujeres. Este trastorno de personalidad se caracteriza por la inestabilidad de la autoimagen, el estado de ánimo, el comportamiento y las relaciones sociales.

Un papel importante en el desarrollo de esta condición puede ser el crecimiento en un entorno incapacitante, en el que la expresión de emociones, pensamientos y sensaciones físicas no solo no se reconoce, sino que a menudo se trivializa con reacciones inapropiadas. Esto produce efectos patógenos en el sujeto, lo que presenta dificultades para comprender, expresar y modular el estado emocional de una persona. Una deficiencia afectiva, una familia muy autoritaria o un evento traumático que ocurrió temprano en la infancia pueden actuar como factores predisponentes. Además, algunas características temperamentales, como la impulsividad, parecen asociarse más frecuentemente con el trastorno.

Síntomas y signos más comunes *

  • agresividad
  • alexitimia
  • anhedonia
  • angustia
  • Comportamiento impulsivo
  • Comportamiento suicida
  • Delirio
  • despersonalización
  • depresión
  • desrealización
  • disforia
  • Trastornos del humor
  • dromomanía
  • evitación
  • Aislamiento social
  • nerviosismo
  • Cambios de humor
  • tos

Direcciones adicionales

El trastorno límite de la personalidad se caracteriza por una sintomatología compleja y variada. El paciente manifiesta una profunda inestabilidad con respecto al manejo de las emociones, la identidad, los comportamientos y las relaciones con otras personas.

La percepción de uno mismo oscila entre identidades opuestas y parciales: el sujeto del límite muestra una gran dificultad para expresar sus elecciones y / o preferencias, asumiendo un rol diferente según el contexto y la situación en que se encuentre.

Además, el paciente cambia su estado de ánimo con mucha facilidad e incluso puede experimentar emociones conflictivas al mismo tiempo; En momentos de disforia se puede alternar tristeza o ansiedad generalizada. Un estado humoral frecuente es el rabioso, connotado por ataques violentos de ira sin una razón real, que a veces puede llevar a una confrontación física. La labilidad emocional también puede ocurrir con la oscilación entre la idealización y la devaluación, el entusiasmo y la decepción.

El sujeto limítrofe teme un abandono real o imaginario, expresa angustia y, en algunos momentos, pierde contacto con la realidad (el pensamiento parece casi psicótico). En respuesta a la percepción de abandono, también pueden aparecer síntomas depresivos.

Las relaciones interpersonales están marcadas por momentos de sobre evaluación de la otra persona, que a menudo se transforman en el extremo opuesto y alcanzan el desprecio.

El trastorno límite de la personalidad puede llevar a conductas impulsivas (abuso de drogas o alcohol, tendencia a atracones, manejo imprudente, sexualidad promiscua, agresión, cleptomanía, etc.). Además, se observaron autolesiones e intentos de suicidio.

El trastorno límite de la personalidad implica sentimientos crónicos de vacío y ausencia de propósito, ideas generalizadas de maldad y aislamiento. En situaciones de estrés particularmente intenso, paranoia o temporal, pueden aparecer síntomas disociativos graves, durante los cuales el sujeto siente que no está presente (despersonalización y desrealización).

El paciente no se da cuenta de los efectos que produce y el sentido de omnipotencia (es decir, sentir que puede dominar todos los eventos) es una reacción defensiva a la fragilidad emocional.

Alrededor del 10% de los pacientes con personalidad límite mueren por suicidio.

La DBP es el trastorno de la personalidad que más comúnmente llega a la observación clínica. Para el diagnóstico nos referimos principalmente a los criterios reportados en el DSM (manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales).

Las personas con un trastorno de la personalidad a menudo no tienen conciencia de su condición y presentan síntomas de inicio como ansiedad, depresión, abuso de sustancias u otros problemas que no están claramente asociados con la enfermedad que padecen. Sin embargo, una sensación de incomodidad (por ejemplo, incomodidad, ira o reacciones defensivas) durante la interacción entre el médico y el paciente puede interpretarse como una indicación temprana de la personalidad límite.

El tratamiento consiste en una intervención psicoterapéutica (psicodinámica o terapia cognitivo-conductual), que se combina con la farmacológica. El uso de fármacos antipsicóticos, estabilizadores del ánimo y antidepresivos es útil para el tratamiento de la rabia y los síntomas comúnmente asociados (ansiedad, depresión y síntomas psicóticos) para el trastorno límite de la personalidad.