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Parámetros formativos - Entrenamiento funcional.

Por el Dr. Nicola Sacchi - Autor del libro: Drogas y dopaje en el deporte -

Definir prácticamente cualquier entrenamiento requiere el monitoreo y la cuantificación de valores particulares, definibles como parámetros de entrenamiento. Estos valores, para ser utilizados con el propósito de la evaluación concreta de una capacitación, deben ser objetivamente cuantificables.

Los parámetros mencionados anteriormente hacen posible enmarcar y evaluar objetivamente un entrenamiento, creando así una especie de referencia lógico-matemática que nos permite observar y considerar el trabajo realizado de manera racional.

La necesidad de tener valores medibles objetivamente es fundamental para tener una herramienta de evaluación concreta en la que realizar el análisis para obtener una visión general, que sirva al capacitador para expresar juicios y establecer los programas para sus estudiantes.

Sin parámetros racionales y objetivos es posible afirmar todo y lo contrario de todo, mientras que con un sistema de referencia es posible desarrollar consideraciones más racionales y concretas.

Los principales parámetros de evaluación de una formación se resumen a continuación:

  1. Calidad o modelo de estímulo: define el tipo de ejercicios realizados, por ejemplo, el trabajo con sobrecargas, describiendo también el objeto, como el uso de un kettlebell o una barra.
  2. Cantidad o volumen: indica la cantidad de trabajo realizado (por ejemplo, el número de serie o el número de repeticiones o el número de kg levantados).
  3. Intensidad: expresa el compromiso físico en la ejecución de la obra; a menudo se expresa como un porcentaje del techo, en el sentido de que evalúa hasta qué grado de fatiga hemos alcanzado con referencia al compromiso máximo posible, definible como carga máxima o frecuencia cardíaca máxima; en términos más generales y prácticos, la relación entre el trabajo realizado y el tiempo empleado puede considerarse más banal; La intensidad es, por lo tanto, una expresión del nivel físico-mecánico de potencia.
  4. Duración: determina el tiempo total empleado en el entrenamiento o en cada uno de los ejercicios propuestos.
  5. Densidad: como tal, es posible expresar la relación entre la intensidad y la duración del estímulo o del entrenamiento como un todo; puede ser la representación / evaluación general de la capacidad de un atleta para realizar un trabajo.
  6. Complejidad: representa una medida / evaluación de la dificultad de los ejercicios propuestos y es estrictamente indicativo de las habilidades de coordinación.
  7. Frecuencia: indica el período entre un entrenamiento y el siguiente, en cuanto a los propósitos de una buena recuperación, necesarios para mejorar las habilidades motoras y expresados ​​como una adaptación al estrés, es esencial que haya un tiempo de transición (recuperación) adecuado entre un sesión y la siguiente; la recuperación excesiva conduce a la descondición, mientras que una recuperación pobre puede generar fatiga y sobreentrenamiento.

En el campo del entrenamiento funcional, lo que es conceptualmente el papel más importante es sin duda la intensidad. Dado que en este contexto uno de los objetivos de la actividad en sí es la capacidad de mejorar la capacidad para trabajar, la base de este resultado es, sin duda, la capacidad de poder realizar cualquier actividad con un mayor nivel de intensidad.

Sin lugar a dudas, incluso la complejidad del trabajo es una herramienta importante para evaluar el potencial funcional del atleta y el entrenamiento realizado. Dado que es una consecuencia de las habilidades de coordinación, es lógico pensar que una mayor complejidad del programa es una consecuencia directa del aprendizaje correcto de esquemas motores más complejos, por lo tanto, un importante paso adelante en la mejora funcional. La complejidad de un gesto se puede evaluar considerando diferentes aspectos de la misma: complejidad de la cadena cinética involucrada, número de movimientos realizados en sucesión o secuencia, rapidez en la ejecución de la secuencia y grado de estabilidad / equilibrio en el gesto. Todos estos factores determinan la complejidad de un movimiento y deben tenerse en cuenta para una correcta evaluación del mismo.

En conclusión, un análisis correcto de estos valores permite al técnico tener una imagen clara del potencial del atleta y una evaluación matemática lógica de la efectividad de la trayectoria de entrenamiento. En el caso específico del entrenamiento funcional, puede ser apropiado reinterpretar estos parámetros considerando más intensamente la intensidad y la complejidad como herramienta de evaluación.