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Síntomas de la hepatitis c

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definición

La hepatitis C es una enfermedad infecciosa que afecta el hígado y causa inflamación. El agente causal, llamado virus de la hepatitis C (VHC), es un virus de ARN que pertenece a la familia Flavivirus.

La transmisión de la infección se produce principalmente a través del contacto directo con la sangre de una persona ya infectada. La infección por inyectores, por lo tanto, puede facilitarse mediante el intercambio de agujas y jeringas para la inoculación de drogas y el uso de instrumentos médicos o estéticos (por ejemplo, para la ejecución de tatuajes y perforaciones) que no se esterilizan adecuadamente. Después de la introducción del análisis de sangre obligatorio, el riesgo de contraer hepatitis C a través de transfusiones se considera poco probable. Sin embargo, menos frecuente es la transmisión de la infección a través de relaciones sexuales verticales y sin protección, es decir, de una madre infectada al niño, durante el parto.

Síntomas y signos más comunes *

  • anorexia
  • ascitis
  • astenia
  • caquexia
  • Dolor de bazo
  • Dolor en la parte superior del abdomen.
  • Dolores en las articulaciones
  • Dolores musculares
  • hematomas
  • edema
  • hepatomegalia
  • eritema
  • Facilidad de sangrado y moretones
  • fiebre
  • Dejé claro
  • Piernas hinchadas
  • Hinchazon abdominal
  • hipercolesterolemia
  • Hipertensión portal
  • ictericia
  • leucopenia
  • Dolor de estomago
  • náusea
  • Perdida de peso
  • trombocitopenia
  • proteinuria
  • picazón
  • Prurito acuagénico
  • reumatismo
  • Retención de agua
  • Sindrome nefritico
  • Sindrome nefrotico
  • esplenomegalia
  • esteatorrea
  • Orina oscura

Direcciones adicionales

La hepatitis C puede manifestarse de forma aguda: dentro de seis meses, el sistema inmunológico puede erradicar el virus. Sin embargo, en la mayoría de los casos (85%), la enfermedad es asintomática y desarrolla una infección crónica o prolongada por el VHC. El virus puede así continuar dañando gravemente el hígado. Después de muchos años, la hepatitis C crónica puede convertirse en cirrosis del hígado o en un carcinoma hepatocelular. Un curso fulminante y fatal, sin embargo, se observa muy raramente.

La hepatitis C tiene un período de incubación promedio de 5 a 10 semanas, con un intervalo que varía de 2 semanas a 6 meses. Durante la fase aguda, la enfermedad puede comenzar asintomática o causar manifestaciones vagas, que no difieren mucho de las de otras hepatitis. Dichas manifestaciones pueden incluir: malestar generalizado, debilidad, fiebre baja, malestar en los cuadrantes superiores del abdomen, náuseas, inapetencia, dolores musculares y, a veces, articulares. La ictericia suele estar ausente.

Incluso en la hepatitis crónica que generalmente resulta, los síntomas están ausentes o no son específicos. La infección suele tardar décadas antes de presentar manifestaciones clínicamente relevantes, que evidencian la progresión a la cirrosis o la presencia de enfermedad hepática crónica (con erupción, signos de colestasis y esplenomegalia, hasta insuficiencia del órgano). El carcinoma hepatocelular puede seguir a una cirrosis hepática relacionada con el VHC.

El diagnóstico de hepatitis C se basa en la investigación de ARN viral (por PCR) y anticuerpos dirigidos contra los antígenos del virus responsable de la infección (HCV Ab), a través de varias pruebas serológicas. Para investigar más a fondo las causas de un problema relacionado con el hígado, además, es posible recurrir a investigaciones adicionales (por ejemplo, biopsia de hígado).

El tratamiento consolidado de la hepatitis C implica la combinación de interferón alfa y ribavirina, medicamentos que inhiben la replicación del virus y limitan el daño hepático; Recientemente, un fármaco muy eficaz, llamado sofosbuvir, se ha introducido en la terapia, siempre asociado con ribavirina. Este protocolo terapéutico es capaz de combatir eficazmente la enfermedad, especialmente si se inicia temprano. Para aquellos que desarrollan cirrosis o cáncer de hígado, sin embargo, puede estar indicado un trasplante de hígado.

Hasta la fecha, todavía no se ha implementado una vacuna que proteja eficazmente contra la hepatitis C. La única forma de prevenir la infección es cumplir con las normas generales de higiene y evitar posibles factores de riesgo, como el uso de jeringas de un solo uso Evite el intercambio de objetos de higiene personal (cepillo de dientes, tijeras y navajas).

Bajo ciertas circunstancias, la hepatitis C también puede transmitirse a través de contactos sexuales que pueden causar lesiones. Por lo tanto, es importante usar condones, especialmente durante las relaciones ocasionales.