dulces

Historia del bizcocho.

La historia del bizcocho está vinculada, más que a su nacimiento, a la atribución de este nombre.

A mediados del siglo XVIII, gracias a las relaciones comerciales de la República de Génova con la Península Ibérica, un embajador pro-italiano (Domenico Pallavicini) fue enviado a la corte de Madrid (donde residía Fernando VI de España). Anticipándose a su estancia (unos 2 años), Pallavicini se encargó de llevar a todos los sirvientes, incluido el personal de cocina.

Con motivo de una recepción, a su confitero Giovanni Battista Cabona, Pallavicini encargó un postre diferente, que era innovador; Cabona comenzó con la fórmula de Biscotto di Savoia y produjo un producto más liviano y suave. La receta se llamó Pate Génoise (Pasta Geovese) y, solo después de una leve simplificación metodológica (que es el procesamiento en frío, en comparación con Pate Génoise que se prepara en un baño de maría), se convirtió en Pan di Spagna.

Después de solo un siglo, el bizcocho asumió el papel de progenitor (o ciertamente uno de los jefes) de las bases de pastelería europeas.