Alopecia : del griego "alopex" = zorro, término usado para enfatizar la similitud con este animal, que pierde el cabello dos veces en un año.
Existen dos tipos principales de alopecia, telogénica y andrógena.
El primero implica, generalmente en poco tiempo, una caída del cabello circunscrita o generalizada, en respuesta a un fuerte estrés físico o psicológico. Este tipo de alopecia, que puede afectar tanto a hombres como a mujeres, es reversible. Entre los dos, por lo tanto, representa la forma "beneficiosa".
Con la edad, fisiológicamente, los folículos pilosos en la frente y las sienes experimentan un proceso gradual de involución, con el consiguiente adelgazamiento del cabello presente en estas áreas. Este fenómeno es válido tanto para hombres como para mujeres, donde el problema, aunque menos evidente, se acentúa después de la menopausia.
La alopecia androgénica también puede afectar a las mujeres en edad fértil, casi siempre debido a cambios hormonales importantes. En muchos casos, de hecho, existe un nivel por encima de la norma de las hormonas típicamente masculinas, en primer lugar la dihidrotestosterona.
La etiología de la alopecia androgénica no se ha aclarado, aunque algunas cosas ahora parecen ciertas. Por ejemplo, se ha demostrado que la presencia de andrógenos es necesaria para manifestarse; por esta razón un niño nunca sufrirá de alopecia androgénica. También se ha observado que en hombres predispuestos a la calvicie la actividad de la 5-α-reductasa es mayor de lo normal. La misma enzima, que promueve la transformación de la androstenediona en dihidrotestosterona, estimula la secreción de las glándulas sebáceas. Un exceso de sebo (ver cabello graso) tiende a sobrecargar y restar vitalidad al cabello, pero no atrofia directamente los folículos. Por esta razón, el término alopecia seborreica ahora ha caído en desuso.
Sobre la etiología de la alopecia se han planteado numerosas hipótesis, veamos dos.
Algunos plantean la hipótesis de que en los folículos de sujetos predispuestos a la calvicie, hay una acumulación de una sustancia con una acción inhibidora, que acelera la frecuencia de los ciclos de crecimiento. Esta sustancia se produciría durante la fase anágena e implicaría una transición rápida de la fase de crecimiento a la fase telógena. Debido a este fenómeno, el tamaño del folículo se reduciría ciclo a ciclo, haciendo que el cabello sea más frágil y más delgado.
Una segunda hipótesis presupone que en la base de la alopecia hay un proceso inflamatorio a nivel de los bulbos. En respuesta a este fenómeno, se formarían autoanticuerpos, que bloquearían la actividad de la matriz, es decir, de ese grupo de células que, al dividirse, permiten el crecimiento del cabello. La producción de estos autoanticuerpos sería dictada genéticamente.
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