salud de la piel

Síntomas de liquen simplex

definición

El liquen simple crónico (neurodermatitis) es un eccema que se produce después de frotamientos repetidos, rasguños y traumas mecánicos; a través de numerosos mecanismos, la sensación de prurito que causa el rascado provoca más picazón, lo que determina un círculo vicioso.

El liquen simple crónico no representa un proceso patológico primario: el prurito percibido en un área específica de la piel (con o sin patología subyacente) provoca un engrosamiento de la piel de grado variable (liquenificación secundaria).

Las causas exactas que determinan el inicio del trastorno aún no están claras, pero el liquen simple crónico puede llevar a alteraciones en la forma en que el sistema nervioso percibe y procesa las sensaciones de picazón.

La piel que tiende a condiciones eccematosas (por ejemplo, dermatitis atópica) es más propensa a la liquenificación. A menudo, el liquen simple crónico se manifiesta en personas con trastornos de ansiedad y estrés emocional no específico.

Síntomas y signos más comunes *

  • Discromías de la piel
  • eritema
  • pápulas
  • Piel seca
  • placas
  • picazón
  • Escamas en la piel

Direcciones adicionales

El liquen simple crónico se caracteriza por placas liquenificadas, hiperpigmentadas, escamosas, secas y con picazón; La forma de estas lesiones es redonda o irregular. En muchos casos, los síntomas cutáneos afectan áreas de fácil acceso de la piel, como piernas, brazos, cuello y tronco superior.

Liquen crónico simple. Imagen tomada de Wikipedia.org

El diagnóstico del liquen simple crónico se basa en el examen objetivo: una placa completamente formada consiste en un área externa de pápulas delimitadas de color marrón y un área central de lesiones confluentes cubiertas por escamas. Otras afecciones con apariencia similar incluyen tinea corporis, liquen plano y psoriasis; El liquen simple crónico se puede distinguir de estas condiciones patológicas por recién preparado con hidróxido de potasio y biopsia.

El tratamiento consiste, en primer lugar, en informar al paciente sobre los efectos de rascarse y frotarse, y en las técnicas de comportamiento para resistir el estímulo prurítico. Durante las fases agudas, sin embargo, la intervención terapéutica puede consistir en la administración de corticosteroides tópicos. En algunos casos, los antihistamínicos y los emolientes pueden ser útiles.