Cuando el sol interactúa con moléculas químicas capaces de sensibilizar la piel, se denomina " fototoxicidad ". A diferencia de los eritemas y las quemaduras, causados principalmente por los rayos ultravioleta (UVB), las reacciones tóxicas se deben principalmente a la acción de los rayos UVA. Algunas sustancias absorben la energía de la radiación solar y la transfieren a los tejidos de la piel, causando daños en el ADN o las membranas celulares.
Los síntomas son los mismos que las quemaduras solares : enrojecimiento, picazón, hinchazón y ardor, hasta quemaduras reales con la aparición de burbujas. Pueden ocurrir en áreas donde se ha aplicado el medicamento tópico o, si el medicamento se toma por vía oral o parenteral, puede afectar todas las áreas expuestas al sol. La dosis del fármaco y la frecuencia de tratamiento también marcan la diferencia. Las reacciones son más pronunciadas si la exposición al sol ha sido intensa o prolongada: generalmente duran unos días y pueden dejar manchas marrones. El peligro es mayor si la exposición coincide con la concentración máxima del principio activo en la sangre. Entre los medicamentos más comunes que pueden interactuar con el sol se encuentran: antibióticos (tetraciclinas, quinolonas y sulfonamidas), anticonceptivos orales (píldoras), antiinflamatorios (especialmente aquellos que se aplican en la piel, como parches a base de gel / ketoprofeno) y antihistamínicos (prometazina).
Una discusión aparte merece las llamadas reacciones alérgicas que ocurren solo en individuos predispuestos, los síntomas no aparecen de inmediato, pero una vez sensibilizados se activan incluso con pequeñas dosis del medicamento.
En cualquier caso, es recomendable verificar siempre el contenido del prospecto para ver si es compatible con la exposición al sol y usar siempre una protección solar adecuada. Si no es posible suspender o posponer el tratamiento, debe evitarse el sol tanto durante la ingesta del medicamento como en las siguientes dos semanas.
