salud respiratoria

Actividad Física y Funcionalidad Cardiorrespiratoria

Si el tamaño pulmonar de una persona no puede aumentar, ¿cómo es posible que el ejercicio mejore la función cardiorrespiratoria?

Beneficios generales de la actividad física.

La actividad física regular induce numerosas y positivas adaptaciones en el cuerpo de quienes lo practican. Estas adaptaciones, además de aumentar la función muscular y cardiorrespiratoria, protegen al cuerpo de numerosas enfermedades. Entre estos, los más importantes son la hipercolesterolemia, la osteoporosis, la diabetes y la hipertensión.

Todas las adaptaciones inducidas por el ejercicio también reducen la mortalidad por ciertos tipos de cáncer, como el cáncer de colon, mama y pulmón.

Gracias a estos beneficios positivos, muchos gobiernos están alentando a la población a aumentar su nivel de actividad física, hasta que acumulen al menos treinta minutos de ejercicio diario durante al menos 4 días a la semana.

Beneficios en la funcionalidad cardiorrespiratoria

Aumentar la función cardiorrespiratoria significa poder realizar ejercicios físicos con mayor facilidad y menos gasto de energía. Esta adaptación se debe a la mayor eficiencia con la que el cuerpo extrae oxígeno de la sangre y lo lleva a los músculos en actividad, donde se utiliza para cumplir con los requisitos de energía celular.

Al contrario de lo que mucha gente piensa, el ejercicio no puede aumentar la forma, el volumen o la capacidad de expandir los pulmones. De ello se deduce que la actividad física no aumenta la capacidad vital, es decir, el parámetro que indica la cantidad máxima de aire que un sujeto logra movilizar en un acto respiratorio máximo.

Por lo tanto, cuando una persona fuera de forma se queja de falta de aire durante el ejercicio no significa que sus pulmones sean más pequeños o menos eficientes que los de una persona entrenada (a menos que haya enfermedades específicas como el asma, la bronquitis o el enfisema) .

De hecho, la capacidad de ejercicio está vinculada no tanto a la disponibilidad absoluta de oxígeno como a la disponibilidad relativa.

El corazón de una persona entrenada es capaz de bombear más sangre y obtener más oxígeno y nutrientes para las células. Además, los diversos tejidos, especialmente el músculo, optimizan su capacidad para extraer oxígeno de la sangre y eliminar rápidamente el dióxido de carbono que se crea como producto de desecho.

El verdadero factor limitante del rendimiento atlético es, por lo tanto, la cantidad de oxígeno que nuestro cuerpo logra extraer del aire y utilizar para los procesos metabólicos. Este parámetro, junto con los respiratorios, aumenta mucho en la transición de una vida sedentaria a una activa, luego tiende a estabilizarse.

Todos nosotros nacemos con la capacidad de aumentar nuestro nivel de actividad física a través del ejercicio regular.

Probablemente uno de los mayores desafíos de la sociedad moderna es precisamente el de alentar y alentar la adopción de estilos de vida más saludables que incluyan la práctica regular de la actividad física.