salud del sistema nervioso

Hemorragia cerebral

¿Qué es la hemorragia cerebral?

La hemorragia cerebral es una pérdida de sangre dentro del cerebro, con un flujo de sangre en los tejidos que la componen. Es causada por la ruptura de un vaso sanguíneo cerebral, típicamente una arteria, debido a un trauma físico o eventos no traumáticos.

Por ejemplo, una hemorragia cerebral puede ser causada por un traumatismo craneal grave (accidentes de tráfico) o por condiciones, como embolias o malformaciones congénitas, que socavan la resistencia de los vasos cerebrales y facilitan su rotura. La terapia con fármacos anticoagulantes, así como los trastornos de la coagulación de la sangre y la hipertensión, también puede aumentar el riesgo de hemorragia cerebral.

Los síntomas dependen de la ubicación y la extensión del sangrado. Un dolor de cabeza intenso, seguido de vómitos, es uno de los síntomas más comunes de la hemorragia cerebral. La condición se clasifica como hemorragia intracraneal intraaxial, es decir, se produce dentro del tejido cerebral, en lugar de fuera de él. De hecho, la sangre se puede acumular en los tejidos del cerebro o en el espacio entre el cerebro y las membranas que lo cubren, causando hinchazón (edema cerebral) y hematoma. El edema cerebral y el hematoma pueden causar un aumento repentino de la presión dentro del cráneo y causar un daño irreversible a los tejidos cerebrales afectados. La hemorragia cerebral puede localizarse en un solo hemisferio del telencéfalo ( hemorragia lobar intracerebral ) o extenderse a otras estructuras cerebrales, como el tálamo, los ganglios basales, el cerebelo, el tronco cerebral o la corteza ( hemorragia intracerebral profunda ). Después de una evaluación cuidadosa, los médicos pueden tomar medidas de emergencia para reducir la presión arterial y minimizar el derrame del vaso sanguíneo lesionado. El pronóstico puede mejorarse con una terapia intensiva, que apunta a detener el sangrado, eliminar el hematoma y aliviar la presión sobre los tejidos cerebrales. La edad y el estado clínico del paciente son elementos que contribuyen a definir el pronóstico final.

causas

Una hemorragia cerebral puede ser causada por:

  • Anormalidades de los vasos sanguíneos (aneurisma o malformaciones arteriovenosas);
  • Hipertensión arterial: a largo plazo, la presión arterial alta puede debilitar las paredes de los vasos. La hipertensión arterial crónica es una causa importante de hemorragia cerebral;
  • Transformación hemorrágica de un ictus isquémico;
  • Deposición de sustancia amiloide a nivel de los vasos sanguíneos (angiopatía amiloide);
  • Lesión cerebral traumática: la lesión en la cabeza es la causa más común de hemorragia cerebral en personas menores de 50 años.

Otras causas responsables de la hemorragia cerebral son:

  • Enfermedades hematológicas y trastornos de la coagulación:
    • Plaquetopatía (disminución de los niveles de plaquetas);
    • Coagulación intravascular diseminada;
    • La hemofilia;
    • leucemia;
    • Anemia de células falciformes;
  • Tumores cerebrales primitivos o metastásicos;
  • Enfermedades del hígado (asociadas con un mayor riesgo de hemorragia general);
  • Terapia con medicamentos anticoagulantes (ejemplo: warfarina, heparina, etc.).

En algunos casos, no se puede encontrar una causa (hemorragia cerebral espontánea).

Los síntomas

Los síntomas pueden variar según la ubicación hemorrágica y aparecer repentinamente o después de algún tiempo. Además, desde el inicio, estos síntomas pueden empeorar o evolucionar progresivamente muy rápidamente. El derrame sanguíneo puede ocurrir cerca de la superficie o en áreas profundas del cerebro.

La condición es potencialmente mortal y representa una emergencia médica: la acumulación de sangre dentro del cráneo puede comprimir el delicado tejido cerebral, limitar el suministro de sangre y provocar aumentos repentinos de la presión intracraneal, que pueden provocar Pérdida del conocimiento, coma o muerte. Algunos pacientes pueden incluso entrar en coma antes de encontrar otros signos evidentes de sangrado.

Los síntomas más comunes de la hemorragia cerebral incluyen:

  • Dolor de cabeza (súbito y muy intenso);
  • Náuseas y vómitos;
  • Disminución de la vigilancia, letargo o confusión;
  • Debilidad repentina, hormigueo o adormecimiento de la cara, el brazo o la pierna, generalmente en un lado;
  • Pérdida de conciencia;
  • Pérdida temporal de la visión;
  • convulsiones;
  • Dificultad para hablar, leer, escribir o entender;
  • Dificultad para tragar y alteración del sentido del gusto;
  • Pérdida de habilidades motoras finas (ejemplo: aparición de temblores en las manos);
  • Pérdida de coordinación y equilibrio.

Es importante tener en cuenta que muchos de estos síntomas a menudo son causados ​​por afecciones distintas a la hemorragia cerebral.

diagnóstico

Basándose en la presentación clínica, el médico puede determinar qué parte del cerebro está involucrada en una hemorragia cerebral. La afección a menudo se diagnostica como hemorragia subaracnoidea debido a la similitud de los síntomas y los signos clínicos. La tomografía computarizada (TC) y otras investigaciones diagnósticas permiten determinar el enfoque terapéutico correcto:

  • La TC permite confirmar el diagnóstico y evaluar con precisión la gravedad de las lesiones neurológicas.
  • La resonancia magnética del cerebro es necesaria, en cambio, para controlar la reabsorción del posible hematoma y detectar hemorragias previas.
  • La angiografía puede detectar aneurismas cerebrales, malformaciones arteriovenosas o tumores cerebrales.
  • Una punción lumbar (rachicentesi) se puede usar ocasionalmente para verificar la presencia de sangre en el líquido cefalorraquídeo.

tratamiento

El tratamiento depende esencialmente del tipo de hemorragia cerebral (entidad, posición y tamaño) y puede incluir tanto un enfoque farmacológico como quirúrgico. Una vez que se ha identificado la causa del sangrado, los objetivos de la terapia están dirigidos a minimizar los riesgos de sangrado, controlando la presión arterial, corrigiendo cualquier coagulopatía y la intervención en lesiones vasculares con un alto Riesgo de nuevas hemorragias. Las anomalías de la temperatura corporal (hiperpirexia) son comunes y pueden tratarse con eficacia. La irregularidad respiratoria, el edema pulmonar, la inestabilidad o el aumento de la presión arterial son mecanismos reflejos compensatorios determinados por el efecto de Cushing y relacionados con las lesiones neurológicas. Estos fenómenos cardiovasculares y respiratorios agravan el pronóstico, pero pueden predecirse y manejarse. En general, los pacientes con derrames de sangre pequeños y deficiencias mínimas se tratan con terapia médica, mientras que los hematomas extensos, que comprimen los tejidos cerebrales y pueden causar hidrocefalia (acumulación de líquido en el cerebro), se tratan quirúrgicamente. La cirugía puede ser necesaria para aliviar la hinchazón y prevenir una mayor pérdida de sangre (nuevo sangrado).

drogas

La farmacoterapia prescrita para la hemorragia cerebral puede incluir:

  • Antihipertensivos: en las fases agudas, permiten estabilizar la presión arterial y garantizar un flujo adecuado de sangre al cerebro. El control de la presión arterial reduce el riesgo de volver a sangrar;
  • Factor VIIa: si se administra dentro de las 4 horas, limita el sangrado y la formación de un hematoma. Sin embargo, el riesgo de tromboembolismo también aumenta;
  • Analgésicos: incluyen morfina y una combinación de codeína y paracetamol, eficaces para aliviar el dolor de cabeza severo asociado con el sangrado;
  • Corticosteroides y diuréticos: reducen la hinchazón;
  • Anticonvulsivos: se administran para controlar las convulsiones epilépticas (p. Ej., Fenitoína);
  • Antieméticos: pueden ayudar a aliviar los síntomas de náuseas y malestar general;
  • Manitol: en fases agudas, es eficaz para reducir la presión intracraneal;
  • Acetaminofeno: puede ser necesario para prevenir la hipertermia y aliviar los dolores de cabeza.

cirugía

La cirugía es necesaria si el hematoma mide más de 3 cm, si hay una lesión vascular estructural o una hemorragia lobar en un paciente joven. El propósito de la cirugía es extirpar la masa sanguínea y, cuando sea posible, detener el origen del sangrado. Dependiendo de la posición del coágulo o del hematoma, se puede realizar una craneotomía, un drenaje endoscópico o una succión estereotáxica.

Otros tratamientos

Dependiendo de los síntomas y las condiciones de salud del paciente, se pueden recomendar otros tratamientos:

  • La intubación traqueal está indicada en pacientes que experimentan un nivel de conciencia disminuido u otros riesgos de obstrucción de las vías respiratorias;
  • ¿Derivados sanguíneos? O pueden administrarse líquidos por vía intravenosa para compensar la pérdida de sangre y líquidos.

Pronóstico y complicaciones

La edad del paciente, la extensión del sangrado, las condiciones clínicas, la ubicación de la hemorragia cerebral y sus dimensiones son elementos que contribuyen a definir el pronóstico final. La recuperación funcional y cognitiva es muy variable: algunos pacientes se recuperan completamente después de semanas o meses del alta, otros presentan disfunciones permanentes. A pesar del tratamiento médico, la muerte es posible y puede ocurrir rápidamente. Las posibles complicaciones de la hemorragia cerebral incluyen: trastornos del estado de ánimo, epilepsia, accidente cerebrovascular hemorrágico y pérdida permanente de la función cerebral. También los tratamientos indicados para controlar la hemorragia cerebral pueden determinar la aparición de efectos secundarios graves.