salud del higado

Hígado y nutrición saludable

Importancia de un hígado sano

El hígado es el órgano más generoso de nuestro organismo, un trabajador incansable y polivalente, esencial para la buena salud e indispensable para la vida.

El hígado realiza tareas de:

  • almacén (actúa como almacenamiento de nutrientes, como glucógeno, algunos minerales, hierro y varias vitaminas, especialmente B12 y liposolubles)
  • Barrendero con una marcada propensión a respetar el medio ambiente (es el órgano más activo en los procesos de desintoxicación y también desempeña un papel inmunológico).
  • Productor y distribuidor de energía (procesa sustancias alimenticias y produce nuevas para satisfacer las necesidades específicas del cuerpo),
  • transportista (sintetiza muchas proteínas plasmáticas, como las albúminas y algunas globulinas, así como portadores específicos de hormonas y nutrientes, ver lipoproteínas)
  • Controlador de tráfico (regula las diversas vías metabólicas también gracias a la producción de hormonas).

Si todo esto no fuera suficiente, el hígado también tiene numerosas habilidades de salud; por ejemplo, puede repararse a sí mismo cuando está dañado y sintetiza las proteínas necesarias para el proceso de coagulación de la sangre.

Dieta y trastornos del hígado

Obviamente, por muy efectivo que sea, el hígado ciertamente no puede hacer milagros. Si la cantidad de toxinas a tratar es excesiva, su capacidad de purificación se satura y estas sustancias regresan al torrente sanguíneo con toda su carga peligrosa.

El exceso de nutrición es una de las razones de su mal funcionamiento, ya que evita que el hígado participe en la desintoxicación del cuerpo, así como en la síntesis y el procesamiento de nutrientes.

Por otro lado, una dieta sana y equilibrada, rica en antioxidantes, ayuda a eliminar sustancias tóxicas, como drogas, alcohol, patógenos, residuos del metabolismo, células muertas, dioxinas, cafeína y pesticidas, sin que se dañen los hepatocitos. importante.

Los amigos nutrientes del hígado, como la vitamina A, C y E, además del selenio y el glutatión, se encuentran principalmente en las frutas, el pescado, las verduras y los granos integrales.

Una fase importante en el proceso de desintoxicación es la conjugación del agente tóxico con sustancias que aumentan su solubilidad en agua; De esta manera, los productos de desecho se pueden expulsar fácilmente con la orina o las heces (en este caso solo después de haber sido vertido en el intestino con la bilis). Para que esta fase sea eficiente, las células hepáticas requieren aminoácidos que contienen azufre, como la taurina y la cisteína. Los huevos y las verduras, como los crucíferos (brócoli, calabaza, coles de Bruselas, coliflor, etc ...), pero también el ajo, la cebolla y el puerro son excelentes fuentes naturales de azufre.

Si el proceso de desintoxicación es ineficaz, por ejemplo, debido a una dieta rica en alimentos fritos, grasas saturadas y alimentos a la parrilla, pero al mismo tiempo baja en fibra, frutas y verduras, las toxinas tienden a acumularse en el cuerpo. Muchos de estos, al ser solubles en grasa, se acumulan en tejidos ricos en lípidos, como la grasa, y logran atravesar la barrera de hematoencefacilca que protege el cerebro.

Según algunos autores, la acumulación de grasa en el cuerpo puede interpretarse, al menos en parte, como un intento de protegerse de un exceso de sustancias tóxicas que resultan de una dieta no regulada. Por otro lado, el exceso de toxinas y en particular del amoníaco tendría repercusiones negativas en todo el organismo (déficit de atención, aumento de alergias e intolerancias alimentarias, aumento de la sensibilidad a las infecciones).

Amigos y enemigos de la comida

Alimentos amigos del higado

Alimentos enemigos

Consumir frutas y verduras frescas en grandes cantidades; Coma vegetales de color amarillo, naranja, púrpura, blanco y rojo: con cada color se asocian sustancias amigables con el hígado, como fibra, vitaminas antioxidantes y fitoquímicos (consulte: dieta de color).

Las fibras limitan la absorción de sustancias tóxicas, facilitando su evacuación con las heces.

Las fibras (prebióticos), junto con el yogur y en particular los probióticos, mejoran la eficacia de la mucosa intestinal, que es un filtro eficaz que, cuando funciona bien, es permeable a los nutrientes pero no permite el paso de toxinas.

Comer alimentos que son ricos en glutatión o que promueven la producción de glutatión: espárragos, sandía y brócoli son buenas fuentes de glutatión, así como papaya, azufre, aminoácidos y aguacates que favorecen su producción.

Los alimentos amargos como el diente de león, la alcachofa, el cardo mariano, la mostaza, la lechuga romana y el brócoli ayudan a limpiar el hígado.

Beba mucha agua (2 a 3 litros por día) porque ayuda a los riñones a expulsar las toxinas tratadas por el hígado.

El pescado es una buena fuente de Omega-3, que tiene una poderosa actividad antiinflamatoria, y el selenio, un excelente antioxidante que ayuda al hígado en los procesos de desintoxicación.

Al cocinar, realice una cocción deficiente o suficiente, nunca exagerada.

Alimentos ricos en grasas saturadas, como salchichas, embutidos, tocino, mantequilla, queso, leche entera y huevos (la yema).

Otros alimentos para evitar son la fritura, porque durante el proceso de cocción a altas temperaturas se producen sustancias tóxicas, como la acrilamida. Los alimentos peligrosos para el hígado son, por lo tanto, papas fritas y refrigerios grasientos y salados.

Limite los alimentos refinados como los dulces, el azúcar, el arroz blanco, los pasteles, los dulces y los dulces de todo tipo. De hecho, el hígado estaría muy involucrado en la metabolización del exceso de azúcares simples.

Abundantes comidas sobrecargan el hígado con trabajo.

Minimice el consumo de alcohol (no más de un vaso de vino o una lata de cerveza al día para las mujeres, hasta el doble que para los hombres), fumar, tanto activo como pasivo, y evite los alimentos ricos en conservantes Peligrosos, como los nitritos en carnes curadas y carnes en conserva.

Consumo moderado de café y chocolate.

Limite el consumo de alimentos altos en calorías y grasas; todo esto facilita el mantenimiento de un peso óptimo y elimina el riesgo de esteatosis, es decir, la acumulación excesiva de triglicéridos en el hígado, una condición típicamente asociada con la obesidad.