salud

Cancrena: síntomas, diagnóstico y tratamiento.

Que es la gangrena

Hablamos de gangrena para indicar la muerte de un tejido o la descomposición de una parte del cuerpo después de un bloqueo / falta de flujo sanguíneo. Las causas de la gangrena son múltiples y se buscan principalmente en isquemias (debido a embolia o trombo), infecciones bacterianas, congelación o cambios estructurales de las venas y arterias inducidas por enfermedades como la diabetes o la aterosclerosis.

Según el agente causal, se distinguen más formas de gangrena:

  1. Cáncer seco, complicación típica de la diabetes y aterosclerosis en la que se observa la reducción progresiva (momificación) de la extremidad / tejido afectado; La causa es principalmente de tipo isquémico sin proliferación bacteriana.
  2. Cáncer húmedo (mojado), causado por una infección bacteriana que se propaga en el cuerpo a partir de una herida abierta que no se trata adecuadamente; La causa es principalmente de tipo isquémico debido a la proliferación bacteriana.
  3. Cáncer gaseoso, inducido por la proliferación de toxinas producidas por bacterias que viven en el intestino y en el suelo y que pueden infectar los tejidos lesionados de una herida.

Signos y síntomas

¿Cómo notar la gangrena? En primer lugar, se debe tener en cuenta que los síntomas dependen tanto del tipo de gangrena (seca, húmeda, gaseosa) como del tejido / órgano involucrado.

Cuando la piel o una extremidad están involucradas (p. Ej., Pie diabético), la gangrena se manifiesta con síntomas como:

  • Alteración del color de la piel: la piel adquiere un tinte rojo brillante, pardusco, verdoso o negro
  • El tejido está inflamado, blando y podrido (cuadro clínico típico de gangrena húmeda)
  • La extremidad es seca, negra y marchita, casi momificada (condición característica de la gangrena seca)
  • Olor fétido y maloliente del tejido afectado (gangrena húmeda)
  • Pérdida de sensibilidad del área afectada por la gangrena: este evento generalmente se manifiesta después de un fuerte trauma o dolor en el área afectada
  • Herida infectada, purulenta y / o sangrante.

Cuando la infección está dentro del cuerpo (gangrena gaseosa), los síntomas son diferentes:

  • Confusión y malestar general.
  • Dolor persistente generalizado.
  • fiebre
  • hipotensión
  • Presencia de gas en los tejidos subcutáneos.
  • Respiracion rapida
  • Septicemia (propagación de la infección en la sangre)
  • taquicardia

diagnóstico

El diagnóstico de gangrena se basa principalmente en la historia clínica (historia clínica informada por el paciente) y en la observación médica directa del tejido presuntamente afectado por necrosis. El examen físico generalmente está respaldado por una serie de pruebas de evaluación, tales como: análisis de sangre (que, en presencia de gangrena, muestran un aumento en los glóbulos blancos), radiografías y estudios de imagen (TAC y / o MRI, para determinar El alcance del daño sufrido).

En pacientes con gangrena seca generalmente se realiza una arteriografía, que es esencial para identificar con certeza la arteria obstruida responsable de los síntomas.

Una biopsia del tejido infectado o del fluido purulento emitido por la herida puede ser necesaria para identificar las bacterias involucradas en la infección.

Atención e intervención

Los pacientes con gangrena requieren una evaluación médica urgente y un tratamiento adecuado y oportuno para evitar complicaciones, como la diseminación generalizada de la infección (en presencia de gangrena húmeda y gaseosa).

La hospitalización del paciente es siempre esencial en el caso de gangrena comprobada.

Los tratamientos de elección para tratar la gangrena y salvar a la víctima de la mala suerte son esencialmente cirugía (extirpación de tejido necrótico o amputación de la extremidad afectada) y terapia agresiva con antibióticos.

GANGRENA SECCA requiere la restauración del suministro de sangre en el área gangrenosa: la intervención de un cirujano vascular es, por lo tanto, la única solución que puede salvar la extremidad y la vida del paciente cuando la gangrena aún no se ha propagado. En los casos más graves, es decir, cuando la gangrena ha progresado hasta el punto de que no se puede restaurar el suministro de sangre, la única solución que salva la vida es la amputación de la extremidad enferma.

El paciente que sufre CANCRENA UMIDA debe ser tratado con la administración de analgésicos, indispensable para enmascarar el dolor atroz causado por la infección. Además de esta terapia, la gangrena húmeda requiere la administración de antibióticos intravenosos de amplio espectro. La penicilina, el metronidazol y los aminoglucósidos son los fármacos más utilizados para este propósito. Como apoyo al tratamiento con antibióticos, el paciente está generalmente sujeto a la extirpación quirúrgica del tejido gangrenoso (desbridamiento quirúrgico).

También en este caso, la amputación puede ser una opción posible cuando la gangrena no se puede controlar con cirugía ni con antibióticos.

Constituyendo una amenaza real para la vida del paciente, GANGRENA GASSOSA debe tratarse de manera agresiva con la extirpación quirúrgica del tejido infectado con un tratamiento antibiótico intravenoso, esencial para prevenir la septicemia.

Cuando la gangrena se diagnostica en etapas avanzadas, el paciente (cuando sobrevive) puede ser sometido a una terapia alternativa y de apoyo:

  • Para acelerar la cicatrización de la gangrena inducida por heridas infectadas, a veces se trata al paciente con la administración de factores de crecimiento, hormonas e injertos de piel.
  • Algunos pacientes que sufren de gangrena gaseosa se tratan con terapia de oxígeno hiperbárico, una práctica médica particular capaz de proporcionar niveles de oxígeno más altos de lo normal: de esta manera, se inhibe el crecimiento de bacterias anaeróbicas y se alientan las heridas.
  • Una cura alternativa y extraña es la terapia con Maggot, que consiste en la introducción de gusanos vivos o larvas de mosca en la herida abierta y necrótica, para limpiarla de las bacterias involucradas en la infección.

Prevención en el paciente diabético.

Los pacientes con mayor riesgo de gangrena seca, es decir, aquellos que padecen diabetes, deben prestar mucha atención al cuidado y observación de su cuerpo. Los diabéticos, en particular, deben ser educados sobre el comportamiento a seguir para prevenir infecciones en general, traumatismos en los pies y gangrena seca.

Los pies diabéticos siempre deben ser controlados adecuadamente por una segunda persona, ya sea un miembro de la familia o un médico, para determinar la ausencia de lesiones en la piel. De hecho, recordamos que, en presencia de diabetes, la cicatrización es mucho más lenta y los pacientes luchan para darse cuenta de un trauma debido a la pérdida progresiva de sensibilidad en los pies. Como consecuencia, el no reconocimiento de una lesión (incluso mínima como un callo pequeño) podría degenerar en úlceras sangrantes, dando como resultado, en casos extremos, gangrena.