tecnicas de entrenamiento

Entrenamiento de fuerza en niños y adolescentes.

A menudo se crean falsas alarmas en el entrenamiento de fuerza en personas más jóvenes.

En realidad, no hay muchos estudios en la literatura sobre los beneficios y posibles riesgos que este tipo de capacitación pueda causar.

Lo que parece lógico y obvio es que trabajar con sobrecargas en una estructura ósea en crecimiento puede aumentar considerablemente el riesgo de fracturas y diversos traumas.

Además, el trabajo excesivo de fortalecimiento durante largos períodos puede causar un aumento en la secreción natural de testosterona.

Un aumento en los niveles plasmáticos de esta hormona facilita la soldadura prematura de los discos epifisarios de huesos largos.

Los discos epifisarios, también llamados discos cartilaginosos, permiten el crecimiento longitudinal del hueso y se mezclan con él en un período que va desde el comienzo de la pubertad hasta el final en la edad adulta.

La soldadura prematura de las metáfisis de los huesos largos, por lo tanto, reduce el crecimiento en altura.

El aumento de los niveles de testosterona también puede causar acné severo en la cara y el cuerpo

El trabajo de la fuerza también acelera la síntesis de proteínas que en estos años ya está naturalmente estimulada por el proceso de crecimiento.

Al considerar todos estos posibles efectos perjudiciales, debe tenerse en cuenta que estamos hablando de casos extremos, en los que las tensiones en el organismo son considerables y se repiten con el tiempo.

Un extenso programa de entrenamiento, caracterizado por ejercicios de tipo concéntrico, realizado principalmente con carga natural y con un gran número de repeticiones, le da al niño el estímulo para la formación de fuerza en la edad adulta.

En la adolescencia, puede comenzar a entrenar con pequeñas sobrecargas para aprovechar el pico natural de hormonas anabólicas que se produce durante este período. Obviamente, en el gimnasio, la elección de los ejercicios debe recaer en máquinas isotónicas en lugar de pesas libres. Por lo tanto, es necesario evitar cargas estáticas y unilaterales, para evitar cargar pesos por encima del cuello o los hombros.

El entrenamiento real de la fuerza debe tener lugar solo después de la pubertad, cuando la estructura del cuerpo es capaz de soportar cargas y sobrecargas.

En este sentido, se debe enfatizar la importancia de evaluar cuidadosamente la edad biológica (es decir, el grado real de desarrollo psicofísico) en lugar de la edad cronológica. Por ejemplo, a la edad de 15 años, un niño ya puede haber terminado de crecer, mientras que otro puede haberlo comenzado.