fisiología

homeostasis

La homeostasis es un concepto muy importante, uno de los primeros que un neófito debe aprender cuando se acerca al estudio del cuerpo humano.

El término homeostasis deriva de la fusión de dos palabras griegas, òmoios, "símil" y stasis "posición". El padre de este neologismo fue Walter Cannon, quien abordó los conceptos de Claude Bernard, según el cual " todos los mecanismos vitales, por muy variados que sean, no tienen más que un final constante: el de mantener la unidad de las condiciones de vida del medio ambiente. interno ".

El término homeostasis define la capacidad de autorregulación de los seres vivos, que es muy importante para mantener constante el entorno interno a pesar de las variaciones en el entorno externo (concepto de equilibrio dinámico).

Piense, por ejemplo, en la temperatura central de nuestro organismo, que se mantiene a valores cercanos a 37 ° C a pesar de las variaciones ambientales (por supuesto, dentro de ciertos límites). Incluso el pH de la sangre, ligeramente alcalino (7, 4), no puede experimentar oscilaciones demasiado grandes, que al exceder los 0, 4 puntos determinan patologías muy graves (coma ácido y tetania alcalosica).

En el concepto original de Cannon, la homeostasis se refiere, en particular, al mantenimiento dinámico del volumen, la temperatura y la acidez del "medio interno" (plasma sanguíneo, líquidos intersticiales e intracelulares); Esta condición es esencial para la supervivencia de todo el organismo.

Cualquier alteración importante de la homeostasis conduce a una enfermedad o incluso peor a la muerte. En la diabetes, por ejemplo, hay una pérdida de homeostasis glucémica, con valores de glucosa en la sangre por encima de la norma; en el coma hipoglucémico se registra la condición opuesta.

Muy importantes para el mantenimiento de la homeostasis son los llamados circuitos de retracción o retroalimentación, que en respuesta a la variación inicial producen reacciones homeostáticas, es decir, eventos biológicos, generalmente opuestos (retroalimentación negativa), destinados a mantener el equilibrio interno. Para que los mecanismos de retroalimentación funcionen correctamente, se requieren tres componentes:

un receptor capaz de captar cambios en el medio interno;

un centro de integración y control que interpreta las señales de los receptores y regula las respuestas;

un mecanismo efector encargado de la tarea de producir las respuestas (acciones) necesarias para restaurar las condiciones óptimas típicas de la homeostasis.