La denominada flora intestinal putrefactiva tiene la capacidad de digerir proteínas y pequeños péptidos que han escapado a la digestión y la absorción entérica.
La pudrición, como es lógico, es el proceso de descomposición de las proteínas. El hecho de que una dieta alta en proteínas favorezca el desarrollo de una flora bacteriana intestinal predominantemente putrefactiva no es accidental.
Los problemas se derivan del hecho de que, a partir de las proteínas, estas bacterias producen diferentes sustancias (aminas, amoníaco, fenoles, indoles); entre ellas, algunas (en particular las aminas) dan a la flatulencia un olor desagradable (p. ej., putrescina y cadaverina), mientras que otras son particularmente tóxicas o incluso cancerígenas.
Solo piense en las reacciones de nitrosación a partir de las cuales se pueden generar compuestos cancerígenos, como las nitroaminas. Esto explicaría por qué una dieta rica en carne y baja en frutas y verduras está relacionada con un mayor riesgo de cáncer colorrectal.
