traumatología

Infiltraciones de ácido hialurónico.

Porque se realizan

Las infiltraciones de ácido hialurónico se utilizan en el tratamiento conservador de la artrosis. Esta técnica, experimentada por primera vez a principios de los años setenta del siglo pasado, implica la inyección intraarticular de hialuronato de sodio.

Desde entonces, estudios internacionales y estudios de casos extensos han confirmado la efectividad de las infiltraciones de ácido hialurónico, especialmente en el tratamiento de la gonartrosis (osteoartritis de la rodilla) y la coxoartrosis (osteoartritis de la cadera).

La inyección intraarticular de ácido hialurónico también se conoce como viscosuplementación, con referencia a las propiedades viscoelásticas de esta sustancia.

Beneficios y efectividad

El ácido hialurónico es un polisacárido, formado por la repetición de un disacárido que consiste en N-acetilglucosamina y ácido glicurónico, con alto peso molecular (4-6 millones de daltons) y alta viscosidad.

Producido por los sinoviocitos de tipo B (células sinoviales), el ácido hialurónico es un componente importante del líquido sinovial, donde contribuye a lubricar la articulación y mitigar el estrés mecánico (función de lubricación y amortiguación). Además, protege el cartílago de la penetración de las células inflamatorias y las enzimas líticas que lo degradan.

En pacientes con osteoartritis, también es posible observar una disminución en las propiedades viscoelásticas del líquido sinovial, asociada con una reducción en la síntesis y el peso molecular del ácido hialurónico intraarticular. De ahí el uso racional de las infiltraciones de ácido hialurónico directamente en la articulación artrítica, a las que se atribuyen los beneficios como:

  • Alivio del dolor, mejora de la movilidad articular y prevención de la degradación del cartílago con mejora de las actividades de la vida diaria.
  • Efecto antiinflamatorio, con reducción de derrame intraarticular.
  • Reconstrucción de la capa amorfa superficial del cartílago.
  • Incremento en la densidad de condrocitos (células del cartílago).
  • Eficacia clínica durante al menos 6 meses - 1 año después del ciclo de infiltración.

Sin embargo, no todos los estudios coinciden en la efectividad de las infiltraciones de ácido hialurónico en el tratamiento conservador de la osteoartritis. Algunos metanálisis incluso han mostrado una eficacia ligeramente mayor que el placebo. Otros estudios han establecido que las infiltraciones de ácido hialurónico producen una reducción del dolor comparable a la de las inyecciones de cortisona intraarticulares. Por esta razón, algunos médicos advierten contra el énfasis excesivo en este tratamiento: actualmente no existe cura, ciertamente y siempre es eficaz en el tratamiento de la osteoartritis. Las opciones conservadoras incluyen el uso de medicamentos antiinflamatorios, analgésicos, esteroides, condroprotectores e intervenciones fisioterapéuticas; En este contexto, las infiltraciones de ácido hialurónico se pueden usar válidamente en el tratamiento de patologías comunes del dolor relacionadas con afecciones degenerativas de las articulaciones típicas de la osteoartritis.

Posología y efectos secundarios.

No hay regímenes terapéuticos estándar para el tratamiento con infiltraciones de ácido hialurónico; En general, las infiltraciones de 20 mg de ácido hialurónico se usan cada 7 días durante cinco semanas, para repetirse al menos dos veces al año. Inmediatamente después de la infiltración, el paciente puede someterse a ejercicio terapéutico.

Inicialmente obtenidos de las crestas del gallo y hoy en día como resultado de procesos biotecnológicos, los productos basados ​​en ácido hialurónico para uso intraarticular se distinguen por su diferente peso molecular.

Si se realiza de acuerdo con las normas de asepsia (depilación, limpieza y desinfección precisa de la piel, reemplazo de la aguja después de la aspiración del medicamento), las infiltraciones de ácido hialurónico son seguras y bien toleradas. En el sitio de infiltración, puede ocurrir dolor, hinchazón, sensación de calor y enrojecimiento. Los individuos polialérgicos pueden experimentar efectos sistémicos con hipersensibilidad y reacciones anafilactoides.