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Tumor de esófago - Factores de riesgo

generalidad

El carcinoma o tumor maligno del esófago es un evento de pronóstico muy desfavorable, es decir, es una patología que (debido al diagnóstico tardío) a menudo se identifica en fases ya demasiado avanzadas para ser tratada con éxito.

El tumor del esófago se presenta inicialmente con disfagia (dificultad para tragar) PROGRESIVO, pérdida de peso, dolor y sensación de opresión detrás del esternón, mientras que en la fase avanzada se agregan otros síntomas de una naturaleza extremadamente más compleja.

El diagnóstico de carcinoma esofágico es simple y utiliza tecnologías que no dejan espacio para errores de rutina.

Los cánceres de esófago son casi todos malignos, aunque (debido a la baja incidencia: 0, 8-4, 9 por cada 100.000 habitantes) en nuestro país tienen una importancia clínica más baja que muchas otras neoplasias (en Italia, la región más afectada es Friuli-Venezia-Giulia); por el contrario, en Rusia, China y Sudáfrica demuestra una patología mucho más extendida. El cáncer de esófago afecta al sexo masculino más que a la proporción de sexos femeninos de 3: 1.

Factores de riesgo

Hasta la fecha, no hay elementos absolutamente ciertos que puedan demostrar la importancia real de los factores de riesgo con respecto a la patogénesis del cáncer de esófago; sin embargo, las correlaciones estadísticas entre el estilo de vida y el tumor del esófago NO dejan espacio para la imaginación.

Factores de riesgo inducidos por los alimentos.

Los factores alimentarios más involucrados en la patogénesis del tumor esofágico son: la presencia de nitrosaminas, la deficiencia de hierro y magnesio en la dieta, la deficiencia de retinol (vitamina A) y el abuso del alcohol.

Otros factores de riesgo

Otros elementos que contribuyen a aumentar la posibilidad de contraer el cáncer de esófago son: acalasia (una de las enfermedades del esófago), infección por VPH (virus del papiloma humano), infección por Helicobacter pylori, raza negra, humo de cigarrillo (factor de riesgo amplificado por la asociación de tabaquismo y alcohol), cicatrización esofágica (por ejemplo, inducida por ingestión de productos cáusticos), pólipos, divertículos, estenosis inflamatoria, esófago de Barrett (patología congénita o adquirida como complicación de la enfermedad de reflujo gastroesofágico MRGE).

NB . El esófago de Barrett, si se trata adecuadamente, demuestra una correlación estadística reducida (3%) con la aparición del cáncer de esófago. Los factores hereditarios también desempeñan un papel clave, incluidos los más conocidos (hiperqueratosis palmar y plantar asociada a poliposis esofágica).

Anatomía patológica y vías metastásicas.

Se puede demostrar que el tumor del esófago es vegetativo, es decir, crece (irregularmente y con frecuencia con sangrado) adherente a la luz del esófago; Puede manifestarse ulcerado, por lo tanto en forma de cráter; o infiltrándose en la pared esofágica, de color espeso y blanquecino. Por otro lado, desde un punto de vista microscópico, difiere en adenocarcinoma y carcinoma escamoso . El tumor del esófago se dice in situ, cuando afecta solo la capa superficial o la mucosa; Infiltrándose cuando invade la submucosa y la pasa. Raras otras formas de cáncer de esófago.

Las vías metastásicas del tumor esofágico son diferentes; La más precoz, o la primera en comprometerse, es la vía linfática (circulación linfática) que determina el compromiso de numerosos ganglios linfáticos ubicados en diferentes distritos. Posteriormente, la vía metastásica de la sangre, que compromete el hígado, los pulmones y el cerebro, adquiere cierta importancia; mientras que por contigüidad resulta peligroso para las estructuras adyacentes, a saber: faringe, tráquea, bronquios izquierdos, venas pulmonares, aorta, pericardio, parte inferior del pulmón, cuerpo del páncreas, bazo y glándula suprarrenal izquierda.

diagnóstico

El elemento fundamental para el diagnóstico del cáncer de esófago es la "clínica", que debe poder dirigir y solicitar los exámenes apropiados para el reconocimiento del carcinoma. Entre las investigaciones de rutina, la más útil y (actualmente) la primera en sugerir es la esofagoscopia; Este examen permite evaluar el tamaño del tumor, el aspecto anatómico y realizar más biopsias fundamentales para el diagnóstico.

Siempre es útil, incluso si se excede un poco, el RX del esófago; Este examen permite identificar el asiento, la estenosis y la extensión, así como identificar las alteraciones morfológicas y los movimientos peristálticos. Actualmente, la endoscopia se puede integrar con dos nuevas herramientas: 1. Cromoendoscopia, muy útil en las vías de detección; 2. Ecoendoscopia, muy útil en la delineación del área neoplásica e infiltración. La tomografía computarizada (TC) y la imagen de resonancia magnética (IRM) demuestran aplicaciones y resultados superpuestos, pero son muy útiles para la estadificación.

La supervivencia media de los pacientes con cáncer de esófago es de un año y que a los cinco años no supera el 10%.

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bibliografía:

  • Clases de oncología clínica - V. Abasciano - Aracne - página 6:15