psicología

Ser arquitectos de su propio destino: la conquista de su individualidad.

Por el Dr. Maurizio Capezzuto - www.psicologodiroma.com -

La primera responsabilidad de una persona es ser el testimonio de sí mismo. La responsabilidad y el respeto por nosotros mismos y las personas que nos rodean deben ser la base sobre la cual construyamos todas nuestras relaciones. El término individuo deriva del latín IN (no) y DIVIDUUS (divisible, separable). Medios individuales por tanto: que no se pueden dividir. El individuo no puede ser dividido, ni como una sola entidad ni desde el contexto interpersonal en el que vive. Podríamos definir a un individuo autónomo cuando es capaz de tratar a los demás como se trataría a sí mismo y, al hacerlo, adopta un comportamiento individual, que le es propio, libre de condicionamientos externos.

Las relaciones auténticas, basadas en sentimientos verdaderos, se alimentan principalmente de la confianza y la responsabilidad que las personas involucradas pueden asumir entre sí. A menudo, sin embargo, nuestras elecciones y nuestras acciones son seguidas inevitablemente por un rastro de dolor, incluso muy intenso y lacerante; Imagine, por ejemplo, las opciones de un niño que decepciona las expectativas de los padres, o la necesidad de poner fin a una historia de amor, etc. etc. A menudo sucede que para evitar responsabilizarnos de esa acción en particular, nos escondemos detrás de una mentira. Nos decimos a nosotros mismos que no podemos ser los arquitectos de ese dolor que la persona sentirá, que no podemos, ser tan malos, que casi no nos reconocemos unos a otros. Tratar a los demás como si nos estuviéramos tratando a nosotros mismos, no significa, sin embargo, no ser a veces la causa del sufrimiento del otro. Para referirse al otro como si fuera a tratar al otro también con respeto, significa en una palabra que no le mentiré en nombre de quién y quién sabe qué. La sensación de insatisfacción, de inquietud, de sufrimiento que nos afecta internamente, son signos de nuestra incomodidad interna. El precio que nos vemos obligados a pagar por una existencia no auténtica es siempre muy alto. A partir de este sentimiento de profunda frustración, podríamos tener éxito en la construcción de nuestro destino mediante la recuperación de nuestra individualidad . No dudo que ser de individualidad sea una tarea difícil, y es especialmente cuando esta individualidad se basa auténticamente en otra persona, pero lo más probable es que sea el único camino viable que seguramente será el más gratificante. Desde muy temprana edad, el mecanismo de identificación nos acompaña y nos facilita en el proceso de crecimiento. Pero en algún momento de nuestra existencia debemos aprender a cortar ese cordón umbilical; de lo contrario, corremos el riesgo de que lo que fue hasta hace un tiempo nuestra fuente de supervivencia ahora se convierta en nuestra destrucción. Cada individuo tendrá éxito en ser el testimonio de sí mismo en el instante en que podrá liberarse de aquellos procesos de identificación a los que la existencia lo somete. Ser uno mismo significa liberarse de la necesidad urgente de referirse a modelos externos a nosotros. El proceso de crecimiento individual que una persona realiza consiste, ante todo, en un proceso de diferenciación largo e imparable, donde la persona aprende a caminar sobre sus propias piernas. Somos lo que somos en virtud de historias y experiencias que son completamente individuales. Este debería ser nuestro motor, que debería darnos un impulso adicional para comprender la importancia de ser único.

Desarrollar este sentido de diferenciación a partir de reglas, modelos y cánones preestablecidos es fundamental para nuestro bienestar psicofísico.

Este principio debe acompañarnos en el contexto de todas las relaciones, especialmente en las relaciones de amor. Una relación sentimental en la que uno es llevado a establecer lo que es correcto de lo que es injusto, lo que es legal de lo que es ilícito, lo que es moral de lo que es inmoral, no solo tiende a privarnos de nuestra libertad, sino sobre todo Pisotear nuestra dignidad de ser humano. Nadie debería realmente determinar con qué modelo debemos identificarnos. Nuestra fisonomía psicológica debe ser el resultado de experiencias derivadas de nuestros deseos, nuestras elecciones y no el resultado de tendencias coercitivas implementadas por las personas que nos rodean. Como se mencionó anteriormente, la recuperación de nuestra individualidad es una tarea larga y ardua que debemos llevar a cabo con nuestra propia fuerza. Como diría el prof. Aldo Carotenuto: "no emprender este viaje hacia la conquista de la autonomía significaría tener que pagar un precio muy alto, transformándonos en seres vivos que no tienen conciencia de su propia existencia".