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Aneurisma - Síntomas, Diagnóstico y Tratamiento

Los síntomas

Muchos tipos de aneurismas son asintomáticos en el sentido de que no causan síntomas obvios, al menos hasta que ocurra la ruptura u otras complicaciones:

  • Si el aneurisma es superficial, se puede evidenciar por la presencia de una hinchazón "pulsátil" localizada. A menudo, el dolor asociado con la lesión es descrito por el paciente como un "desgarro o desgarro".
  • Sin embargo, los aneurismas profundos, dentro del cuerpo o a nivel cerebral, generalmente no están asociados con síntomas que el paciente pueda definir fácilmente. El sujeto puede sospechar la presencia de un aneurisma solo cuando surge alguna complicación: trombosis, presencia de embolias, taquicardia, disminución repentina de la presión, sensación de confusión, etc.

Los síntomas dependen de la ubicación del aneurisma, luego del área afectada y de la extensión del daño que afecta la pared del vaso sanguíneo:

  • Pérdida del apetito, dolor abdominal intenso o parte inferior de la espalda, que se extiende hasta la ingle o las piernas: puede indicar un aneurisma aórtico abdominal .
  • Dolor repentino en el pecho, ronquera, tos persistente y dificultad para tragar: puede indicar un aneurisma torácico .
  • Una sensación de pulsación o hinchazón directamente detrás de la rodilla: puede indicar un aneurisma poplíteo .
  • Un dolor de cabeza violento, asociado con dolor irradiado al cuello: puede indicar un ananeurisma cerebral, que generalmente se caracteriza por la presencia de otros signos: trastornos visuales, náuseas y / o vómitos, pérdida de conciencia, etc. El aneurisma cerebral siempre debe considerarse una condición de emergencia extrema.

complicaciones

Evolución clínica: ¿qué peligros implica un aneurisma?

El mecanismo de formación del aneurisma está conectado a la presión dentro del vaso sanguíneo que, al presionar el punto débil de la pared, determina su aplanamiento. En general, los aneurismas aumentan su tamaño progresivamente, de 0.2 a 0.3 cm por año (con un riesgo creciente de rotura).

Potencialmente, el curso clínico del aneurisma puede evolucionar bajo las siguientes condiciones:

  • Ruptura (complicación temerosa, causa muerte): la pared del vaso, en el área afectada, se adelgaza, se afloja y puede romperse con una facilidad considerable, determinando, según la ubicación, hemorragia en los tejidos retroperitoneales, en la cavidad abdominal o hemorragia subaracnoidea (aneurismas) cerebro). En particular, en el caso de los aneurismas aórticos abdominales, la sangre puede perforar el peritoneo, causando un shock hipovolémico, mientras que en el cerebro puede causar un accidente cerebrovascular, discapacidad y la muerte.

    El riesgo de muerte tras la rotura de un aneurisma es alto. El tratamiento quirúrgico de la ruptura reduce la mortalidad en un 50%. El riesgo de rotura está directamente relacionado con el diámetro del aneurisma:

    • <4 cm: sin riesgo;
    • 4-5 cm: aumenta un 1% por año;
    • 5-6 cm: aumenta un 11% al año;
    • > 6 cm: 25% de incremento por año.
  • Dolor lancinante retroesternal (puede simular un infarto);
  • Lesiones isquémicas, si se afectan vasos cerebrales o coronarios;
  • Formación de un émbolo debido a la ruptura de una placa o derivada del desprendimiento de material trombótico;
  • Trombosis: los aneurismas son lugares donde se altera el flujo sanguíneo, por lo que la turbulencia que se crea favorece la formación de trombos, que pueden ser delgados (frecuentes) o gruesos;
  • Compresión de estructuras anatómicas adyacentes (por ejemplo, uréteres y vértebras). La compresión de los nervios puede llevar, por ejemplo, a debilidad y entumecimiento en la arteria poplítea (rodilla);
  • Presencia de una masa abdominal palpable y "pulsante";
  • Infecciones, que se establecen debido a la alteración del flujo sanguíneo .

Diagnóstico y tratamiento

El diagnóstico precoz y el tratamiento de un aneurisma son críticos.

El descubrimiento de un aneurisma puede ocurrir fortuitamente, ya que el evento inicial puede ser ignorado y, por esta razón, se recomiendan los exámenes de rutina (especialmente en aquellos en riesgo y si existe una predisposición familiar).

El riesgo de rotura se puede evaluar en función de su tamaño, calculado mediante técnicas de ecografía ( ultrasonido ). Por ejemplo, un aneurisma aórtico de más de 6 cm tiene una probabilidad del 50% de romperse en los 10 años posteriores al diagnóstico. En cualquier caso, existen pruebas de diagnóstico muy útiles en las distintas etapas del curso clínico:

  • Examen objetivo y anamnesis .
  • Ultrasonido transesofágico o abdominal : permite visualizar el aneurisma e identificar la posible presencia de trombosis. También permite verificar la evolución del aneurisma y verificar si esto puede llevar a complicaciones (por ejemplo, prevenir la circulación o contribuir a la formación de coágulos de sangre).
  • Radiografía al abdomen y tórax ( aneurisma a la aorta ): muestra una sombra amplia a nivel de la lesión y la posible compresión de las estructuras adyacentes.
  • Electrocardiograma (si los síntomas se deben a afectación coronaria).
  • Angio resonancia magnética ( angio-MR ): resalta el distrito vascular en ciertos puntos del cuerpo.
  • Tomografía computarizada aniial ( angio-TC, con medio de contraste): brinda información sobre la extensión del aneurisma, la posibilidad de una ruptura y la posible presencia de coágulos que impiden o impiden la circulación normal de la sangre. En el caso de un aneurisma cerebral, la tomografía computarizada y la angiografía de los vasos cerebrales permiten hacer frente a situaciones de emergencia como hemorragias, edemas o hidrocefalia, además de proporcionar un diagnóstico detallado para la planificación terapéutica correcta.

El tratamiento depende principalmente del tipo, tamaño y ubicación del aneurisma. La terapia con medicamentos inicialmente implica la reducción de los valores de la presión arterial, a través de la administración de vasodilatadores o bloqueadores beta . Si el aneurisma es pequeño y no hay síntomas, el médico puede recomendarle que se someta a revisiones periódicas para ver cómo evoluciona el aneurisma y evaluar un abordaje quirúrgico oportuno. El objetivo es realizar una operación antes de que se desarrollen complicaciones graves: si el aneurisma es pequeño (<5 cm) o si no está en riesgo de rotura (por lo tanto, si el aneurisma no tiende a crecer un poco) tiempo), el paciente rara vez es tratado.

Cuando se recomienda, la cirugía involucra principalmente los siguientes enfoques:

  • Reparación tradicional ( abierta ): un aneurisma en un área accesible, como en el abdomen, se puede extirpar quirúrgicamente y el vaso se puede reparar o reemplazar con un injerto de material artificial.
    Este enfoque implica el acceso quirúrgico tradicional (se hace una incisión "abierta"). El pronóstico suele ser excelente.
  • Abordaje quirúrgico extravascular ( recorte ): permite que la cirugía intervenga en el saco del aneurisma para excluirlo de la circulación. El enfoque de recorte consiste en un rasguño en el collar del aneurisma, con la aplicación de un clip de metal que respeta la permeabilidad del vaso sanguíneo portador.
  • Técnica endovascular ( embolización endovascular): a través de un microcatéter (tubo muy delgado que pasa a través de los vasos sanguíneos), se llega al sitio del aneurisma para colocar un stent. El procedimiento permite el inicio de una reacción de coagulación (aceleración automática) que reforzará la pared alterada del vaso sanguíneo. Este enfoque se considera el más seguro, especialmente en el caso de un aneurisma cerebral. Además, el procedimiento se puede realizar sin hacer un corte grande (como sucede a menudo en el tratamiento del aneurisma aórtico abdominal); Esto permite recuperarse más rápido que la cirugía tradicional.