nutrición

cloro

Funciones en el cuerpo

El cloro es el anión principal (ion cargado negativamente) intra y extracelular; durante dos tercios (alrededor del 70%) está ubicado fuera de las células, por el resto dentro de ellas, en el hueso y en el tejido conectivo.

El cloro es particularmente abundante en los jugos gástricos, particularmente en el ácido clorhídrico, que desempeña un papel esencial en la digestión de proteínas y en la defensa contra los gérmenes introducidos con los alimentos.

En el cuerpo, así como en los alimentos, el cloro está presente principalmente como el cloruro de sodio (sal de cocina normal) y el cloruro de potasio. La absorción se produce en la primera sección del intestino delgado, a través de un intercambio con bicarbonatos; La eliminación se produce principalmente por vía urinaria y fecal, pero también a través del sudor.

Una vez absorbido, interviene en la regulación del equilibrio ácido-base, de la presión osmótica y del balance del agua (regula la distribución de líquidos dentro y fuera de las células y con ello la volemia, es decir, el volumen de sangre presente en el organismo); También facilita el transporte de dióxido de carbono por los glóbulos rojos.

Cloro en los alimentos

La principal fuente de cloro de los alimentos está representada por la sal de cocina; La presencia de cloro en los alimentos, por lo tanto, refleja su concentración en cloruro de sodio.

Los alimentos condimentados, los quesos, las carnes curadas, el agua y los productos horneados salados son particularmente ricos.

Necesidades, Deficiencia, Exceso

La dosis diaria recomendada es muy similar a la propuesta para el sodio, en el orden de 1-5 gramos por día; En general, se asume una mayor cantidad de cloro, que en las personas sanas se elimina por vía renal sin causar problemas. Por lo tanto, es muy difícil que ocurran deficiencias de cloro, sin embargo, es posible en presencia de vómitos (debido a la eliminación masiva de los jugos gástricos), diarrea (debido al intercambio intestinal inadecuado con bicarbonatos) o sudoración excesiva.

Una sobredosis crónica de cloro, ya que se acompaña de una ingesta excesiva de sodio, favorece la aparición de hipertensión.