fisiología

Tejido adiposo

El tejido adiposo es el principal depósito de triglicéridos en mamíferos, incluidos los humanos. Está formado por numerosas células, llamadas adipocitos, responsables de la síntesis de triglicéridos y su liberación en forma de glicerol más ácidos grasos. La orientación del adipocito hacia una u otra vía metabólica depende sobre todo del estado nutricional del organismo.

Los lípidos almacenados en el tejido adiposo son en parte de origen alimentario (exógeno) y en parte de derivación endógena (se forman dentro de los mismos adipocitos, gracias a la transformación química de otras sustancias como la glucosa). Además de los lípidos, el tejido adiposo contiene un 10% de agua, un 2% de colágeno y un 0, 1% de glucógeno.

En un individuo de 70 kg, la cantidad de grasa acumulada en el tejido adiposo es de 11-15 kg, una reserva calórica suficiente para aproximadamente dos meses de vida.

Debajo de la piel, los adipocitos se agrupan para formar una capa más o menos gruesa, comúnmente llamada adiposa subcutánea o hipodermis.

El grosor y la distribución de estas panículas adiposas depende de varios factores, algunos de los cuales son muy obvios. Por ejemplo, en algunas áreas del cuerpo se reducen las panículas adiposas (manos, pies, antebrazo), especialmente si se comparan con las presentes en otras regiones (abdomen, caderas, glúteos).

El grosor y la distribución del tejido adiposo subcutáneo es diferente en los dos sexos. En las mujeres, por ejemplo, la masa adiposa se concentra generalmente en las caderas, las nalgas, los muslos y el abdomen debajo del ombligo (obesidad ginoide). De hecho, la naturaleza deseaba sabiamente que las reservas de lípidos se distribuyeran en áreas esenciales para llevar a cabo el embarazo, incluso en condiciones de hambruna.

En los hombres prevalece una distribución de tipo androide (masa adiposa concentrada en la cara, cuello, hombros y especialmente en el abdomen por encima del ombligo). Esta última condición es más peligrosa que la anterior, porque un exceso de tejido adiposo andrógeno está asociado con niveles más altos de glucemia, triglicéridos y presión arterial.

La magnitud de las masas de grasa también depende del estado de nutrición: aumenta en caso de ingesta calórica excesiva (obesidad) y disminuye en presencia de deficiencias nutricionales crónicas. Finalmente, en las sociedades de bienestar, el tejido adiposo es generalmente más alto en los ancianos que en los adolescentes y adultos jóvenes.

Muchas personas creen que una vez acumulada grasa en ciertas áreas del cuerpo es imposible eliminarla. En realidad, los triglicéridos del tejido adiposo no son estacionarios, sino que se movilizan y se vuelven a depositar continuamente, renovándose cada 10-15 días.

Funciones clásicas del tejido adiposo.

Reserva de energia

Protección contra impactos y soporte mecánico a diversos órganos.

Modelado de la forma del cuerpo.

Aislamiento térmico (tejido adiposo blanco); Aumento de la temperatura corporal y eliminación del exceso de alimentos en forma de calor (tejido adiposo marrón).

Profundizar: funciones de las grasas; adipoquinas; tejido adiposo blanco y marrón (el tejido adiposo ya no se considera simplemente un depósito inerte, sino un órgano endocrino real).

Aumento del tejido adiposo.

El aumento de las masas grasas puede ocurrir de dos maneras:

para la hiperplasia: aumento en el número de adipocitos

Para hipertrofia: aumento del contenido lipídico de cada adipocito.

Hasta hace unos años se creía que la hiperplasia de los adipocitos se producía solo en la infancia. Hoy sabemos que este fenómeno también puede ocurrir en adultos, especialmente cuando se trata de sobrepeso moderado a una condición de obesidad. La confirmación de este fenómeno, en parte intuitiva, fue dada por el descubrimiento de preadipocitos, células indiferenciadas inmersas en el tejido adiposo de los adultos. Estas células conservan la capacidad de dividirse y, si se estimulan y activan, originan nuevos adipocitos. Una vez formadas, estas nuevas células grasas permanecerán así hasta que la persona muera, luego pueden aumentar o disminuir su volumen pero no su número.

Basado en la teoría lipostática, que considera que en la reducción del contenido de grasa de los adipocitos el principal factor que estimula el apetito, una gran cantidad de células de grasa vacías serían responsables de los ataques de hambre no controlada, que a menudo anulan las dietas de adelgazamiento propuestas a las personas obesas.

Por lo tanto, es importante prevenir un aumento excesivo en el tejido adiposo y el número de adipocitos, especialmente en niños, en los que este fenómeno los condenaría, con alta probabilidad, a permanecer obesos por el resto de la vida.

En un sujeto de peso normal, el número de células grasas es de aproximadamente 25-30 billones, en los sujetos obesos este valor aumenta en promedio entre 40 y 100 billones.

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