La hipótesis de que el virus del ébola puede adquirir la capacidad de propagarse por aire ha demostrado ser infundada hasta ahora.
Como todos los virus, el ébola también está sujeto a modificaciones genéticas, pero para convertirse en transmisible en el aire debería comenzar a replicarse en las células de la vía aérea del huésped. Sin embargo, el virus presenta un tropismo para los vasos sanguíneos y el hígado y no parece estar "interesado" en modificar su modo de contagio.
De hecho, el patógeno se transmite nuevamente por contacto directo con sangre, secreciones, órganos y otros fluidos corporales de personas infectadas o indirectas a través de la exposición a ambientes contaminados por los mismos materiales biológicos.