farmacognosis

Antibióticos de origen vegetal.

Cuando hablamos de los antibióticos y su descubrimiento, la mente nos lleva de nuevo a la penicilina y los mohos de los que se ha aislado. Sin embargo, incluso los vegetales más altos, como la mayoría de los otros organismos vivos, producen sustancias con una acción antimicrobiana. Veamos algunos ejemplos:

  • Varias ranunculeas producen protoanemonina, que se ha demostrado que posee una actividad antifúngica y antifúngica de amplio espectro.
  • Algunas plantas crucíferas (Brassicaceae) producen sustancias que contienen azufre con acción antibiótica, como el sulforafano, que son activas contra el Helicobacter pylori.
  • El aceite de Hypericum contiene hiperforina, que además de ejercer una acción ansiolítica y sedante ha mostrado propiedades antibióticas contra numerosas especies bacterianas.
  • La berberina, extraída por ejemplo de hidraxis, está dotada de propiedades bacteriostáticas con dosis débiles y bactericidas en dosis más altas; también es activo contra hongos, como Candida albicans, y varios parásitos;
  • Varios líquenes, como el liquen islandés, producen ácido único, una sustancia con fuertes propiedades bacteriostáticas y antifúngicas.
  • En el ajo y la cebolla encontramos alicina, un poderoso antibiótico natural. La alicina también parece poseer actividad antiviral, antiprotozoaria, antifúngica, antiinflamatoria y analgésica.
  • Más allá de las sustancias individuales que contienen, en general, muchos aceites esenciales están dotados de actividad antimicrobiana. Entre los más utilizados para este propósito, se encuentran los de orégano, tomillo, canela, geranio, melaleuca y limón.

    Aunque los estudios in vitro son particularmente alentadores, desafortunadamente, la ingesta de aceites esenciales por vía oral conlleva un cierto riesgo, principalmente relacionado con las reacciones alérgicas. Por lo tanto, se debe hacer un mayor compromiso clínico para establecer la posología óptima.

La investigación sobre antibióticos de origen vegetal, como la de los llamados péptidos antimicrobianos, se debe a la necesidad de aislar nuevos antibióticos capaces de superar los problemas relacionados con el fenómeno de la llamada resistencia a los antibióticos.