generalidad

La melancolía (o depresión melancólica) es un trastorno psiquiátrico caracterizado por una disminución muy fuerte en el estado de ánimo y la incapacidad de encontrar placer en los eventos positivos (anhedonia).

Normalmente, esta condición no se desencadena por circunstancias externas, sino que parece deberse esencialmente a causas biológicas, que afectan las funciones del cerebro. Además de estos, parece haber una predisposición genética a desarrollar melancolía.

El tratamiento implica la administración de fármacos antidepresivos en combinación con otros enfoques (como la terapia cognitiva conductual y la psicoterapia interpersonal), que normalmente se implementa para el trastorno depresivo mayor.

¿Qué

La melancolía es una forma particularmente grave de depresión, caracterizada por un perfil clínico distintivo:

  • Reducción profunda y desmotivada del ánimo;
  • Anedonia (pérdida de interés o incapacidad para experimentar placer al realizar actividades que generalmente son gratificantes);
  • Marcada ralentización de todas las actividades psíquicas e iniciativa motriz.

causas

La melancolía es causada por la interacción de factores biológicos, genéticos y psicosociales.

  • Factores biológicos : la depresión con características melancólicas parece tener una raíz biológica. Estas causas aún no se han aclarado por completo, pero puede estar involucrada la disfunción de algunos neurotransmisores, es decir, sustancias que permiten la transmisión normal de los impulsos nerviosos. De hecho, estos juegan un papel importante en los mecanismos que regulan el estado de ánimo, la capacidad de reaccionar ante situaciones y la relación con el mundo exterior. Las personas con trastornos psicóticos, hospitalizados o ancianos son consideradas más susceptibles al desarrollo de melancolía.
  • Factores genéticos : en algunos casos, una predisposición a la melancolía puede estar presente entre los familiares de primer grado.
  • Factores psicosociales : a menudo, los episodios melancólicos se presentan sin razón aparente; solo en algunos casos pueden asociarse con un evento desencadenante negativo (situaciones estresantes, decepciones, dolor repentino, etc.).

La melancolía es común en personas de edad avanzada y con frecuencia pasa desapercibida, ya que algunos médicos interpretan los síntomas como manifestaciones de demencia senil.

Melancolía involutiva

La melancolía involuntaria es una forma de depresión que se presenta por primera vez en el período involutivo de la vida, es decir, de manera indicativa a partir de los 40-55 años en las mujeres y 50-65 años en los hombres.

El conjunto de síntomas con los que se manifiesta es característico y consiste en:

  • Estado de agitación y depresión;
  • Delirio de culpa o privación;
  • Obsesión con la muerte;
  • Fijación delirante en el funcionamiento gastrointestinal.

En algunos pacientes, también se producen delirios de persecución paranoica.

Síntomas, signos y complicaciones.

La melancolía se manifiesta con:

  • Tristeza persistente y extrema;
  • Pérdida de interés en realizar actividades habituales o incapacidad para experimentar placer;
  • Despertarse temprano en la mañana (al menos dos horas antes de la norma);
  • La agitación o, por el contrario, el retraso psicomotor;
  • Anorexia severa con pérdida de peso;
  • Intensificación de los síntomas por la mañana;
  • Culpa o excesivo sentimiento de culpa.

El comienzo de estos episodios generalmente no es causado por un evento específico; incluso cuando sucede algo positivo y gratificante, el estado de ánimo del individuo no mejora, ni siquiera por un corto tiempo.

La melancolía puede estar asociada con signos somáticos y orgánicos, como dolores de cabeza, falta de energía, mialgias, adinamia y expresión facial reducida. A veces coexisten otros síntomas psíquicos (por ejemplo, trastornos de ansiedad, ataques de pánico, delirios paranoides, etc.).

diagnóstico

El diagnóstico de depresión con características melancólicas se basa en la evaluación clínica (criterios DSM) y requiere la presencia de al menos uno de los siguientes síntomas:

  • Anedonia (pérdida de interés o incapacidad para experimentar placer al realizar actividades que generalmente son gratificantes);
  • Falta de reactividad del humor con respecto a eventos positivos;

y al menos tres de los siguientes:

  • Depresión que no tiene motivación comprensible;
  • Anorexia severa con pérdida de peso;
  • Agitación significativa o retraso psicomotor;
  • Despertar temprano en la mañana;
  • Culpa o excesivo sentimiento de culpa;
  • Intensificación de los síntomas por la mañana.

Según el DSM-IV, las características melancólicas se aplican a un episodio de depresión que ocurre en el contexto de:

  • Trastorno depresivo mayor (episodio único o recurrente);
  • Trastorno bipolar tipo I (episodio depresivo reciente);
  • Trastorno bipolar tipo II (episodio depresivo reciente);

terapia

La depresión con características melancólicas casi siempre requiere tratamiento farmacológico (también teniendo en cuenta las bases biológicas de la enfermedad). Dado que la melancolía no es provocada por circunstancias externas, sino que depende del establecimiento de disfunciones neurobiológicas, es necesario establecer un protocolo terapéutico que actúe en este sentido.

En cuanto a los antidepresivos, se utilizan esencialmente:

  • Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS): por ejemplo, fluoxetina, paroxetina, sertralina y escitalopram;
  • Inhibidores de la recaptación de serotonina y norepinefrina (IRSN): por ejemplo, duloxetina y venlafaxina;
  • Inhibidores de la recaptación de norepinefrina y dopamina (NDRI, por sus siglas en inglés): por ej. bupropión.

Otros medicamentos utilizados son:

  • Estabilizadores del estado de ánimo (por ejemplo, mirtazapina, trazodona, vortioxetina y vilazodona);
  • Antidepresivos tricíclicos (por ejemplo, imipramina, nortriptilina y amitriptilina);
  • Inhibidores de la monoaminooxidasa (por ejemplo, tranilcipromina, fenelzina e isocarboxazida).

Los medicamentos están asociados con otros tratamientos, como la psicoterapia cognitivo-conductual, con el propósito de resolver o reducir los síntomas de la enfermedad.