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Fertilización In Vitro - Fiv o Fivet

generalidad

La fertilización in vitro ( FIV o FIV ) es un procedimiento desarrollado por el inglés Robert Edwards, gracias al cual, en 1978, nació Louise Brown, el resultado de sus estudios y el primer ser humano concebido en un tubo de ensayo.

La técnica se basa en la recolección de ovocitos por vía vaginal y su posterior fertilización en el laboratorio, utilizando el esperma de la pareja o un donante anónimo. De manera similar, en caso de que las células germinales femeninas no sean adecuadas para la generación, se pueden usar ovocitos de un donante fuera de la pareja.

En la fertilización, uno a tres embriones se transfieren simultáneamente al útero de la mujer, un sitio natural para su desarrollo.

Cuando se usa

La fertilización in vitro se usa tradicionalmente en casos de alteración y obstrucción de las trompas (infertilidad de las trompas) o su falta congénita o adquirida (por ejemplo, mediante escisión quirúrgica).

Como se ve en el artículo sobre la infertilidad femenina, todas estas condiciones previenen o hacen muy difícil que las células del óvulo se encuentren con los espermatozoides. La unión de los gametos se lleva a cabo en el laboratorio sin pasar por el impedimento orgánico.

También considere la posibilidad de dar un embarazo a las mujeres a quienes se les han extirpado los ovarios, las que faltan desde el nacimiento y en todos los casos de insuficiencia ovárica. Al carecer de este órgano esencial para la regulación hormonal femenina, es necesario no solo recurrir a ovocitos donados por otra mujer, sino también garantizar la implantación y el progreso del embarazo mediante la asociación de una terapia de reemplazo hormonal adecuada.

La misma técnica se puede utilizar en presencia de endometriosis, baja vitalidad del esperma o cuando falla la inseminación artificial.

Como hacerlo

En primer lugar, la ovulación de la mujer está controlada por la estimulación hormonal para producir ovulación múltiple. La necesidad de recolectar más ovocitos se deriva de una consideración simple: cuantos más embriones se transfieren al útero y mayores son las posibilidades de implantación.

Los ovocitos se toman bajo guía ecográfica, principalmente bajo anestesia general, se seleccionan y se dejan incubar a 37 grados, durante 24-48 horas, en líquidos preparados y con una población de espermatozoides seleccionada.

Después de este tiempo, si se ha producido la fertilización, como ocurre en el 70-90% de los casos, los embriones se transfieren al útero; en general, su número se elige de acuerdo con la edad de la mujer: 1-2 si es menor de 36 años, 2-4 en mujeres mayores. Los restantes, llamados supernumerarios, son congelados y almacenados por años.

Preservación de embriones

La necesidad de preservar estos embriones se debe al hecho de que las operaciones repetidas de estimulación ovárica, además de ser costosas en términos económicos, pueden ser peligrosas para la salud de las mujeres. Visto desde este punto de vista, la congelación de embriones en nitrógeno líquido (-196 ° C) es un recurso precioso si los primeros intentos de dar a luz a un niño deben fallar.

En Italia, sin embargo, es posible producir no más de tres embriones a la vez, es decir, el número necesario para una planta única y contemporánea. Una alternativa a la congelación de embriones, prohibida en nuestro país, podría ser hacer lo mismo con los óvulos. Esta posibilidad plantea una serie de problemas éticos claramente inferiores; desafortunadamente, sin embargo, las características biológicas de la célula del óvulo hacen que la operación sea bastante delicada y aún es temprano para evaluar si su congelación es completamente inofensiva para la salud del feto.

Probabilidad de éxito

De los 2-4 embriones transferidos al útero de la mujer, al menos uno debe poder implantar y así establecer el embarazo tan esperado.

El número de embriones se elige luego mediando entre la posibilidad de una falla y un posible embarazo múltiple.

Esta es una opción importante porque un embarazo múltiple podría comprometer el resultado del embarazo y la salud de la madre y los fetos. Por otro lado, sin embargo, las tasas de éxito de la fertilización in vitro no son muy altas, tanto que se habla de un promedio del 35% si la mujer es menor de 36 años, hasta un porcentaje de menos del 9% para ultraquaranternni. Además, la tasa de abortos es bastante alta, cercana al 20%, al igual que el riesgo de embarazos de gemelos. También parece haber una mayor probabilidad de nacimientos prematuros y bebés por nacer.

Ley y aspectos éticos

Las controvertidas limitaciones de la ley italiana se refieren principalmente a la fertilización in vitro, por la cual se han impuesto límites en el número de embriones que deben producirse, la prohibición de la crioconservación y la obligación de transferirlos todos simultáneamente en el útero. Esta ley, muy cuestionada por muchos, pero en armonía con la sensibilidad ética de los demás, es el resultado de una serie de consideraciones, en primer lugar: ¿qué hacer con los embriones congelados restantes? Utilícelos para la investigación, ya que son una fuente de células madre y pueden evaluar los efectos teratogénicos de nuevos fármacos o, más simplemente, destruirlos.

Preguntas que dejamos deliberadamente abiertas para dar espacio a la sensibilidad y la moral del lector. Las preguntas a las que la ley italiana, fuertemente influenciada por las opciones confesionales, dieron respuestas claras: no a la experimentación con embriones, no a su congelación. Estas y otras limitaciones, como la imposibilidad de llevar a cabo el diagnóstico preimplantacional, con el propósito, por ejemplo, de conocer la posibilidad concreta de que el feto pueda tener enfermedades hereditarias, representan un vínculo insuperable para muchas parejas.

Un obstáculo sin embargo eludiendo. abordar las estructuras en otros estados donde las regulaciones en esta área son menos restrictivas. No podemos olvidar a las parejas cada vez más numerosas que viajan al extranjero en busca de un niño que no llega aquí, precisamente por las limitaciones impuestas por esta ley. Un viaje de esperanza, costoso, a veces demasiado para los bolsillos de los socios, pero en muchos casos es la única manera de coronar un sueño que no tiene precio, porque la mayoría de las veces es el resultado de un amor que al menos debería hacernos pensar. ¿Quién hace, o al menos dice hacer, de esta palabra su razón para vivir?