salud respiratoria

Asma alérgica

generalidad

El asma alérgica es una enfermedad inflamatoria del sistema respiratorio, causada por una reactividad excesiva a diversos estímulos alergénicos (por ejemplo, pólenes, mohos, ácaros del polvo o pelos de animales domésticos) presentes en el ambiente externo.

Esta patología se manifiesta típicamente con tos y una crisis de broncoespasmo (es decir, un estrechamiento repentino de las vías respiratorias), que son responsables de episodios repetidos de disnea (dificultad respiratoria) de gravedad variable. Además, el asma alérgica causa una sensación de opresión en el pecho y sibilancias.

La sintomatología de esta condición suele ser crónica o intermitente. En cualquier caso, la gravedad y la variedad de las manifestaciones son altamente subjetivas, ya que varían según la persona afectada: los ataques de asma pueden variar desde un simple silbido hasta una insuficiencia respiratoria grave, que requiere hospitalización.

La clasificación diagnóstica del asma alérgica se basa en la historia clínica, el examen físico y las pruebas de la función respiratoria.

El tratamiento implica controlar los factores desencadenantes y la terapia con medicamentos, más comúnmente con broncodilatadores, agonistas beta 2 y corticosteroides inhalados.

¿Qué es una alergia?

Una alergia es una condición caracterizada por una reactividad anormal del sistema inmunitario hacia una o más sustancias (llamadas alérgenos ), presente en el ambiente externo y generalmente inocua para la mayoría de las personas.

El organismo de individuos alérgicos reconoce estos alérgenos como un peligro y trata de combatirlos produciendo un tipo particular de anticuerpos llamados Inmunoglobulina E ( IgE ).

El contacto con la sustancia contra la cual tuvo lugar la sensibilización provoca un mecanismo de defensa desproporcionado por parte del cuerpo, que genera una reacción inflamatoria a partir de la cual logran diferentes manifestaciones del tracto respiratorio (p. Ej., Asma, rinitis y congestión nasal). tracto gastrointestinal (vómitos, diarrea, etc.) o piel (como urticaria).

En casos extremos, se produce un shock anafiláctico, una grave manifestación alérgica que afecta a todo el cuerpo, causando, en particular, dificultad para respirar e hipotensión hasta la pérdida del conocimiento y la muerte. El shock anafiláctico es una emergencia médica que requiere tratamiento inmediato y adecuado.

Los alérgenos típicos son: pólenes, ácaros del polvo, pelos y saliva de gatos y perros, ciertos alimentos y drogas y venenos de algunos insectos. En general, cuanto mayor es la predisposición y la exposición a los alérgenos ambientales, más temprano comienza la enfermedad.

Causas del asma alérgico

El asma alérgica es una inflamación del árbol bronquial, causada por la exposición a alergenos rutinariamente dispersos en el ambiente e inocuo para los sujetos sanos; Entre los posibles alérgenos, los más comunes son el polen, el pelaje y la caspa de animales domésticos, ácaros del polvo y mohos.

Aunque no hay una edad de inicio definida, el primer "contacto" con estas sustancias generalmente ocurre durante la infancia, especialmente en el caso de la predisposición familiar.

Después de este evento, el paciente comienza la producción de IgE contra el alérgeno específico . Tras la recurrencia del contacto, el sujeto sensibilizado experimenta una reacción anormal y excesiva del sistema inmunitario, a partir de la cual se producen una serie de fenómenos que afectan a los bronquios (estructuras indispensables para el paso del aire a los pulmones).

Estos eventos desencadenan, en particular, un proceso inflamatorio del árbol respiratorio, que altera su función normal: las células inflamatorias (mastocitos, eosinófilos y linfocitos) se infiltran en las paredes de los bronquios, más o menos marcadamente, haciendo que las paredes engrosada, edematosa e hipersensible ( hiperreactividad ) hacia estímulos externos, incluso mínimos. Además, las células musculares que rodean las vías respiratorias pueden contraerse más o menos violentamente, estrechando la luz bronquial ( broncoespasmo ). Estos mecanismos dificultan el paso del aire, lo que se traduce en los llamados "ataques de asma", episodios recurrentes de crisis respiratorias caracterizados por el acceso a la tos, sibilancias y sensación de opresión en el pecho.

Cuando el asma no está bajo control, la exposición prolongada al alérgeno causa una inflamación crónica de los bronquios; en este caso, un ataque también puede ser provocado por el esfuerzo físico (asma por estrés), por la inhalación de aire frío o por una infección viral común.

Factores desencadenantes y agravantes.

En la etiología del asma, además de los factores causales, existen elementos alentadores y desencadenantes .

Hay varios factores que determinan la apariencia de la alergia:

  • Predisposición hereditaria;
  • Causas ambientales (por ejemplo, exposición a alérgenos inhalados y sensibilizadores químicos en el aire);
  • Presencia de otras patologías (rinitis alérgica, dermatitis atópica, etc.).

Luego hay agentes que promueven la aparición de manifestaciones alérgicas, tales como:

  • Humo de tabaco (también pasivo);
  • Contaminación del aire (dióxido de nitrógeno, partículas, aldehídos, etc.);
  • Exposición a sustancias químicas (perfumes, insecticidas, productos de limpieza del hogar, etc.);
  • Infecciones respiratorias virales y bacterianas;
  • Olores y gases irritantes (perfumes, lacas, vapores de amoniaco, pinturas e insecticidas);
  • Hábitos alimentarios;
  • Los fármacos.

Los factores que pueden desencadenar un ataque de asma alérgica incluyen:

  • Exposición a gases irritantes;
  • Aire frio
  • Ejercicio y esfuerzos intensos;
  • Estrés y emociones fuertes;
  • Infecciones respiratorias.

Signos y sintomas

En presencia de factores desencadenantes, el asma alérgica implica la inflamación de las vías respiratorias, lo que produce una contracción involuntaria y reversible del músculo bronquial (broncoespasmo) y ventilación pulmonar irregular.

Los síntomas del asma alérgica varían de persona a persona, en términos de frecuencia y gravedad, pero generalmente incluyen:

  • Tos, inicialmente seca e irritante, que a menudo precede al ataque asmático real;
  • Expectoración de moco espeso y fibroso, especialmente de noche y temprano en la mañana;
  • Sentido de opresión a nivel del tórax;
  • Disnea (dificultad para respirar);
  • Respiración sorda (llamada "sibilancias") caracterizada por ruidos (silbidos y gemidos), especialmente en la fase espiratoria, debido al flujo de aire muy limitado;
  • Trastornos del sueño;
  • Dificultad para hacer esfuerzos físicos y, en las formas más severas, para llevar a cabo acciones diarias, como subir escaleras, caminar o no poder hablar.

En general, los signos y síntomas del asma alérgica son reversibles con un tratamiento rápido.

Las crisis pueden ocurrir de manera aguda, crónica (persistente) o intermitente, incluso después de un largo período de un episodio a otro. La sintomatología desaparece de un ataque a otro, incluso si en algunos pacientes asintomáticos puede haber un leve silbido durante la espiración forzada, en reposo o después de un esfuerzo físico.

diagnóstico

El diagnóstico de asma alérgica se formula, en primer lugar, teniendo en cuenta la historia clínica del paciente (período y temporada de exposición al alérgeno, ocupación, estilo de vida, hábitos alimenticios, actividades realizadas en el tiempo libre, familiaridad con la alergia, presencia de animales en el hogar, etc.) y las características de los ataques (cuando aparecieron los síntomas por primera vez, su naturaleza y frecuencia, los factores desencadenantes ya identificados, etc.)

La recopilación de datos anamnésicos debe complementarse con un examen general (peso, presión arterial, etc.), visita del otorrinolaringólogo (para excluir otras afecciones patológicas), pruebas de alergia y pruebas de las funciones respiratorias .

Además de la sintomatología y la anamnesis, el diagnóstico de asma alérgica se formula a través de:

  • Espirometría para medir la capacidad pulmonar;
  • Pruebas de función respiratoria para evaluar el grado de obstrucción bronquial y su reversibilidad;
  • Pruebas de alergia cutánea (prueba de pinchazo);
  • Pruebas serológicas para la investigación de inmunoglobulinas (investigación específica de IgE) responsables de la reacción alérgica y del reconocimiento del alérgeno responsable (prueba de Rast);

El asma alérgica también se puede diagnosticar a través de pruebas más específicas, como:

  • Prueba de provocación bronquial para la medición del óxido nítrico en el aire emitido (exhalado), que indica el nivel de inflamación;
  • Imágenes de diagnóstico, como radiografías y tomografía computada, es decir, investigaciones que pueden resaltar cualquier anomalía de los pulmones y las vías respiratorias en general;
  • Prueba de provocación bronquial con metacolina (simula la llegada de un estímulo que causa el asma);
  • Examen de esputo;
  • Medición del flujo espiratorio máximo;
  • Análisis de gases en sangre arterial.

tratamiento

El asma es una enfermedad crónica que no se puede curar, pero se puede tratar y controlar con bastante eficacia, lo que permite al paciente llevar una vida bastante normal.

El tratamiento depende en gran medida de la gravedad de los síntomas, la edad, la duración de la enfermedad y la presencia de otras enfermedades (por ejemplo, resfriados, rinosinusitis, obesidad, etc.) que pueden agravar las crisis.

La primera intervención consiste en evitar, cuando sea posible, los alérgenos responsables de la patología.

El estrechamiento de las vías respiratorias es reversible tanto espontáneamente como con la ayuda de una terapia farmacológica.

En caso de una crisis en curso, pero no solo, el asma alérgica se trata con medicamentos broncodilatadores y corticosteroides, que se rocían a través de dispensadores inhalados o administrados sistémicamente, dependiendo de la gravedad del cuadro clínico. Los mismos medicamentos pueden controlar efectivamente los síntomas, si se usan correctamente y continuamente. En cualquier caso, la dosis y los regímenes terapéuticos están indicados por el médico.

Los antileucotrienicos son una clase de medicamentos orales que pueden ayudar a aliviar rápidamente los síntomas del asma, pero, a diferencia de otras moléculas, tienen más efectos secundarios.

prevención

La prevención es un arma esencial para el control del asma alérgica y consiste en medidas de precaución para evitar el contacto con alérgenos que pueden desencadenar un ataque.

  • En general, es importante observar una limpieza frecuente de los entornos domésticos y laborales, prestando atención a los sillones, sofás, alfombras, cortinas pesadas, cojines, camas y ropa de cama.

  • Abra las ventanas para ventilar los espacios cerrados, especialmente cuando hay olores fuertes, humos o vapores; Evitar la condensación y la formación de moho.
  • En el exterior, por otro lado, es útil cubrir su boca y nariz con una bufanda si hace frío o una máscara cuando hace calor o si el lugar donde se hospeda está particularmente contaminado (por ejemplo, una carretera muy transitada o cerca de fábricas y prados) .

Su médico también puede recomendar inmunoterapia específica con extractos alergénicos (ITS o terapia desensibilizante ). Este enfoque permite modular gradualmente la respuesta inmunitaria típica de la reacción alérgica, reduciendo el número y la intensidad de los episodios agudos. La inmunoterapia específica implica la administración diaria debajo de la lengua del alérgeno (p. Ej., Graminácea, parietaria, etc.), a la que se desea desensibilizar al sujeto. Después de una primera fase, llamada inducción, en la que la dosis aumenta progresivamente, la dosis máxima tolerada se continúa de una a tres veces por semana (fase de mantenimiento ). La terapia es indicativa durante 3-4 años. Los efectos de la terapia desensibilizadora son, en general, duraderos y mejoran significativamente la calidad de vida de los pacientes.

Recomendaciones y precauciones.

  • Consulte a un médico especialista en alergias / inmunólogos para establecer un plan de tratamiento adecuado a su caso y para someterse a controles regulares;
  • Evite los ambientes en los que están presentes los alérgenos a los que usted es sensible;
  • Evita absolutamente fumar (incluso pasivo);
  • Use máscaras o bufanda para proteger las vías respiratorias;
  • Evita los esfuerzos físicos repentinos e intensos.