nutrición y salud

Aceite de palma: ¿es bueno o malo?

introducción

En general, se ha consolidado el concepto de que las dietas ricas en grasas animales y pobres en ácidos grasos poliinsaturados se asocian con un aumento tangible en el riesgo de enfermedad coronaria y cardiovascular en general, tanto en animales de laboratorio como en humanos.

En las últimas décadas nos hemos centrado en particular en el estudio de los efectos nocivos de los ácidos grasos saturados (de los cuales la carne y el queso son ricos) y de las repercusiones negativas relativas en las concentraciones de colesterol total, colesterol LDL y triglicéridos en la sangre, y en el análisis general. Estado de salud cardiovascular de la población.

Diferentes marcadores, como la apolipoproteína A1 y B o la homocisteína, han ofrecido información adicional para una evaluación más cuidadosa del riesgo cardiovascular real y su dependencia de los hábitos alimenticios. En este escenario de gran atención dada a los efectos de los ácidos grasos saturados en la salud cardiovascular, se incluyen las numerosas sospechas relacionadas con el aceite de palma y sus repercusiones en el estado de salud.

Aceite de palma

El aceite de palma es hoy el líder mundial, desde el punto de vista comercial, de los aceites y grasas alimentarios.

Producido principalmente en Malasia, que es el principal exportador mundial de este alimento, el aceite de palma se vende en más de 150 países en todo el mundo, y goza de un gran éxito debido a su precio extremadamente competitivo y su excelente idoneidad para el uso. Alimentos e industriales .

Sin embargo, a pesar del enorme éxito comercial, la composición química del aceite de palma, especialmente en los últimos años, ha sido objeto de gran controversia con respecto a los posibles efectos secundarios en la salud cardiovascular .

De hecho, a diferencia de muchos otros aceites vegetales, como el aceite de oliva, el aceite de palma consiste en:

  • para casi el 50% de los ácidos grasos saturados, con una clara prevalencia de ácido palmítico;
  • 39% a partir de ácidos grasos monoinsaturados tales como ácido oleico;
  • para 11% de ácidos grasos poliinsaturados tales como ácido linoleico;
  • por menos del 1% de elementos biológicamente activos, como carotenoides, tocoferoles, esteroles, escualeno, coenzima Q10, fosfolípidos y polifenoles.

También es importante recordar cómo esta composición difiere significativamente del aceite de semilla de palma o aceite de semilla de palma (un coproducto ampliamente utilizado en la industria), que en su lugar contiene más del 80% de ácidos grasos saturados, aunque en su mayoría es de cadena media.

Aceite de palma: ¿sí o no?

Dejando a un lado los efectos negativos del cultivo intensivo de palmeras en la biodiversidad y el ecosistema de la fauna, un problema que se superpone claramente a cualquier otro cultivo intensivo, se hacen muchas preguntas sobre los efectos del aceite de palma en el estado de salud.

Aunque en los últimos tiempos ha habido un alarmismo general con respecto al uso del aceite de palma, en parte justificado por una composición química muy diferente en comparación con la de otros aceites vegetales, solo unos pocos estudios científicamente válidos han investigado los efectos específicos del ácido palmítico. En riesgo coronario y cardiovascular.

Afortunadamente, este enorme vacío fue parcialmente cubierto por un grupo de investigación italiano de Mario Negri, quien con un artículo muy reciente publicado en The American Journal of Clinical Nutrition, ha revisado en un metanálisis el estado de la técnica con respecto a los efectos biológicos del ácido palmítico.

De la literatura actualmente publicada, considerando la presencia de numerosos estudios financiados por la Junta de Aceite de Palma de Malasia, con evidentes conflictos de interés, se desprende que la sustitución del ácido palmítico en la dieta con otros ácidos grasos podría tener efectos tanto positivos como negativos en algunos marcadores de riesgo cardiovascular., como concentraciones séricas de colesterol total, LDL, HDL, triglicéridos, apolipoproteínas y homocisteína.

Aunque se necesitan estudios adicionales, esta evidencia mostraría el papel cardioprotector de una dieta con un bajo contenido de lípidos y una mayor concentración de ácidos grasos poliinsaturados, en comparación con los saturados y transhidrogenados.

consideraciones

Aunque la opinión pública ya ha expresado ampliamente su opinión negativa sobre los efectos del aceite de palma en el estado de salud, a fin de presionar a algunos estados como India para que introduzcan un impuesto a los productos que contienen aceite de palma, con repercusiones inevitables de la naturaleza. La literatura socioeconómica y científica en general parece mucho más cautelosa al expresarse.

Sin embargo, los beneficios de una dieta más cuidadosa para preservar la salud cardiovascular serían indiscutibles. En este sentido, por lo tanto, sería apropiado:

  • Reducir el consumo de ácidos grasos saturados, especialmente de origen animal;
  • Reducir el consumo de ácidos grasos trans-hidrogenados;
  • Reducir el contenido lipídico de la dieta;
  • Promover el consumo de ácidos grasos monoinsaturados como el ácido oleico;
  • Preservar la correcta relación entre los ácidos grasos poliinsaturados.

A la espera de más estudios, el reemplazo del aceite de palma con aceites vegetales con una mayor concentración de ácido oleico, parece representar un movimiento preventivo notable.

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