definición
La ingestión de sustancias cáusticas causa lesiones graves en el tracto gastrointestinal superior (esófago, faringe y estómago), algunas veces asociadas con manifestaciones sistémicas.
Las sustancias cáusticas más comúnmente sometidas a ingestión son oxidantes fuertes, ácidos fuertes (pH crítico: 0-2) y álcalis fuertes (pH> 12). La extensión del daño depende del tipo, concentración y cantidad de sustancia ingerida. Otros factores a considerar son el estado físico del producto (líquido, granular, pasta o sólido), el tiempo de contacto, los métodos de ingestión (accidental o voluntario) y el estado de maduración gástrica (puede diluir la sustancia o reducir el tiempo). contacto con la mucosa del estómago).
Las sustancias cáusticas más frecuentemente involucradas incluyen desinfectantes para entornos domésticos o industriales, detergentes sanitarios, agentes antihielo y productos antical, elementos de batería y detergentes para lavavajillas.
Los productos sólidos, que se adhieren a la mucosa, tienden a causar quemaduras graves localizadas en la orofaringe y el esófago proximal y limitan la ingestión. Por otro lado, las preparaciones líquidas fluyen más fácilmente y en grandes cantidades, causando lesiones más generalizadas. Además, los líquidos pueden ser inhalados, causando daños a la vía aérea superior. En los casos de ingestión accidental, las lesiones a menudo se limitan a la orofaringe, ya que el paciente tiende a dejar de tragar; La ingestión voluntaria, por otro lado, causa lesiones más graves.
Los oxidantes, como la lejía y el peróxido de hidrógeno, causan necrosis y deshidratación de los tejidos superficiales.
El daño ácido (por ejemplo, ácido muriático y vitriolo) es típicamente una necrosis coagulativa, con desnaturalización de proteínas y formación de escaras. Esto limita la extensión de las lesiones al tejido subyacente y, después de 3-4 días, se reemplaza por tejido de granulación y una cicatriz. Después de unas pocas semanas, sin embargo, puede desarrollarse estenosis gástrica o esofágica. Los ácidos tienden a causar daño al estómago en lugar de al esófago. A veces el duodeno también puede estar involucrado.
Las sustancias alcalinas, como la sosa cáustica y el amoniaco, en cambio, causan una necrosis colicativa rápida. En este caso, la escara no se forma y las lesiones progresan a la dilución o neutralización de los álcalis. El daño se desarrolla a los pocos minutos de la ingestión y afecta al esófago más que al estómago.
Síntomas y signos más comunes *
- Bajando de la voz
- Abdomen Agudo
- arritmia
- Ardor en la boca
- Quemadura retroesternal
- Acidez estomacal
- Calambres abdominales
- disfagia
- disnea
- Dolor abdominal
- Dolor abdominal a la palpación.
- Dolor de pecho
- Dolor en la parte superior del abdomen.
- edema
- hematemesis
- Hemorragia gastrointestinal
- eritema
- escara
- Fibrilación ventricular
- Dolor de estomago
- Dolor de garganta
- mediastinitis
- náusea
- odinofagia
- Perforacion gastrointestinal
- neumomediastino
- ronquera
- Salivacion intensa
- Sangre en la saliva
- chillido
- taquicardia
- taquipnea
- tos
- ampollas
- vómitos
Direcciones adicionales
Los efectos de la ingestión de sustancias cáusticas pueden desarrollarse rápidamente o aparecer después de unas horas. Los síntomas iniciales incluyen sialorrea (salivación persistente), disfagia y dolor oral. La mucosa orofaríngea puede aparecer edematosa e hiperémica. Además, pueden aparecer erosiones, ampollas y úlceras en la cavidad oral. Las áreas de necrosis son evidentes para la decoloración marrón-negro o gris-blanquecino de las membranas mucosas.
En los casos graves, el dolor retrosternal o epigástrico, las náuseas, los vómitos y el sangrado en la cavidad oral, la faringe, el tórax o el abdomen ocurren de inmediato. La ronquera, la tos, la taquipnea y el estridor indican una afectación de las vías respiratorias.
Las lesiones pueden evolucionar hacia ulceración y perforación gástrica o esofágica. Las posibles consecuencias son mediastinitis (con dolor torácico intenso, taquicardia, fiebre, taquipnea y signos de shock) y peritonitis.
Para evaluar la presencia, extensión y severidad de las lesiones y los órganos involucrados, se requiere una endoscopia, mientras que una radiografía torácico-abdominal permite reconocer los signos de perforación.
Mediastinitis y neumonía (también por aspiración). Los indicadores de daño grave son leucocitosis y acidosis metabólica.
El tratamiento es de apoyo. Los vómitos espontáneos o provocados pueden exacerbar la imagen de la lesión, causando el reflujo de la sustancia cáustica en el tracto gastrointestinal superior.
En caso de perforación esofágica o gástrica, la terapia implica el uso de antibióticos y cirugía. En los casos graves, la mortalidad es alta, al igual que las consecuencias funcionales.