deporte y salud

Deporte y osteoporosis.

Para la Organización Mundial de la Salud, la osteoporosis: una enfermedad sistémica con etiopatogenia multifactorial, está determinada por una reducción progresiva patológica de la masa ósea y por alteraciones microarquitectónicas del tejido óseo, que se vuelven frágiles y están más expuestas al riesgo de fractura.

Propósito de la actividad motora en individuos con osteoporosis.

Crear una estimulación mecánica dinámica, suficiente para obtener una mejora en la mineralización ósea.

La literatura más reciente reconoce como el mejor estímulo posible la fuerza muscular transmitida a través de los tendones al hueso durante la contracción (ejercicios isotónicos con carga natural o con pesos ligeros y resistencia elástica) son adecuados.

Para planificar la actividad motora con el fin de mantener el hueso "sano", en primer lugar es necesario respetar cinco principios:

1) Especificidad

La adaptación ósea al estrés mecánico es principalmente local, por lo que es recomendable entrenar específicamente las regiones esqueléticas que se reforzarán.

La actividad es efectiva en la deposición de la matriz ósea en relación con el punto de inserción del músculo que está trabajando.

Específicamente:

Reforzar el fémur en la porción proximal: realizar ejercicios que involucren la cadera (presión, sentadilla, paso, caminar).

Refuerzo de las vértebras lumbares: realice ejercicios de resistencia y contra-gravedad en la columna vertebral.

Reforzar la muñeca: realizar ejercicios con las extremidades superiores.

Reforzar la cadera: realice ejercicios que involucren las nalgas para el gran trocánter; ejercicios con ileopsoas para trocánter pequeño; Ejercicios que involucran aductores y extensores de cadera para Ward triangle del cuello femoral.

2) Sobrecarga

Los efectos positivos en la matriz ósea se pueden ver si la carga mecánica aumenta progresivamente, lo que, sin embargo, debe ser más alto que un umbral mínimo efectivo. Sin embargo, debe considerarse que un exceso de estrés produce un hueso con menos resistencia biomecánica.

3) Valores iniciales

El mayor desarrollo de la masa ósea se observa en sujetos que comienzan a partir de una masa ósea menor.

Debe tenerse en cuenta que el tejido óseo se adapta a las variaciones de las tensiones de forma diferente según la edad. El ejercicio es más osteogénico (más estimula el fortalecimiento óseo) durante el crecimiento que la edad madura. Como resultado, los ejercicios preadolescentes y adolescentes pueden reducir el riesgo de fractura en la senescencia.

4) Reducción de efectos positivos.

Con el enfoque de alcanzar la densidad ósea máxima, se requiere un mayor esfuerzo físico para poder aumentarla aún más

5) Reversibilidad

El efecto osteogénico positivo relacionado con la actividad física se extingue si se suspende la actividad física.

Objetivos primarios de la actividad física para la prevención de la osteoporosis.

Incremento de la masa ósea.

Estimulacion dinamica mecanica

Uso de cargas distritales

Mejora de la capacidad aeróbica.

Fortalecimiento muscular

Uso de la gravedad

Objetivos secundarios de la actividad física para la prevención de la osteoporosis.

Prevención de fracturas.

Mejora del equilibrio.

Coordinación mejorada

Aumento del trofismo de tejidos blandos (reducción del efecto traumático en el hueso).

Educación postural y ergonomía.

Podemos considerar siete principios diferentes que regulan la actividad motora para que tenga efectos beneficiosos en el sistema esquelético.

1er principio

Para que el hueso tenga una respuesta adaptativa positiva, se requieren estímulos mecánicos más dinámicos que estáticos.

La actividad dinámica, además de producir estrés osteogénico intermitente en el hueso, aumenta la secreción rítmica de las hormonas anabólicas que favorecen la respuesta adaptativa del propio hueso.

2do principio

Para que el hueso tenga una respuesta adaptativa positiva, se requiere un ejercicio que tenga una intensidad que exceda las tensiones normales. La estimulación mecánica debe superar una cierta fuerza de tensión, genéticamente predeterminada, para convertirse en osteogénica.

3er principio

La respuesta osteogénica (mineralización ósea) es proporcional a la frecuencia del estímulo mecánico.

El umbral de estimulación para mantener la estructura ósea es el producto de la frecuencia e intensidad del ejercicio. El hueso se "mantiene" ya sea con estimulaciones mecánicas de alta intensidad menos frecuentes, o con estimulaciones más frecuentes a una intensidad más baja.

4to principio

La respuesta adaptativa del hueso es mayor si proponemos dos sesiones cortas de ejercicio, intercaladas a lo largo del día. De hecho, el hueso requiere un mínimo de 6-8 horas de descanso para responder de manera óptima a una carga dinámica que supera el umbral.

5to principio

La respuesta adaptativa del hueso requiere un modo particular de carga; Las fuerzas que lo golpean deben variar en orientación e intensidad en comparación con las que normalmente actúan sobre el hueso.

6to principio

La respuesta adaptativa del hueso requiere un suministro abundante de nutrientes energéticos. La disponibilidad inadecuada tendría efectos adversos sobre las hormonas con acción anabólica en el hueso.

7mo principio

Para que el hueso tenga una respuesta adaptativa positiva al ejercicio, necesita abundante disponibilidad de calcio y colecalciferol. Este principio es especialmente importante antes de la pubertad y después de la menopausia.