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definición
La sexta enfermedad (o roséola infantil) es una enfermedad exantemática típica de la infancia, que afecta principalmente a niños pequeños entre los 6 meses y los 2 años de edad.
El agente causal de esta patología infecciosa es el virus del herpes humano 6 (virus del herpes humano 6, HHV-6) o, con menos frecuencia, el HHV-7.
A pesar de estar presente durante todo el año, la sexta enfermedad ocurre la mayor parte del tiempo en primavera y otoño. Se contrae por contacto directo con el moco o la saliva del paciente infectado o por aire, con gotitas respiratorias emitidas al toser, estornudar o simplemente hablar.
Síntomas y signos más comunes *
- astenia
- conjuntivitis
- convulsiones
- Convulsiones febriles
- Dolores musculares
- hepatitis
- erupción
- fiebre
- Hinchazón alrededor de la oreja
- Ganglios linfáticos agrandados
- máculas
- Dolor de garganta
- Masa o hinchazón en el cuello.
- meningismo
- nerviosismo
- Ojos rojos
- pápulas
- resfriados
Direcciones adicionales
La sexta enfermedad comienza después de 5 a 15 días de incubación, con fiebre alta (39.5-40.5 ° C), sin otros síntomas o signos. Durante la defervescencia, que ocurre rápidamente después de aproximadamente 3-5 días, aparece una erupción macular o maculo-papular, principalmente en el tronco y en el cuello y, en menor medida, en el nivel de la cara y la unión de los muslos y los brazos. Las manchas que caracterizan esta manifestación cutánea son de color rosa pálido, a veces ligeramente levantadas. Esta erupción roseoliforme no causa picazón ni descamación de la piel, dura de unas pocas horas a 2 días y, en casos leves, puede pasar desapercibida.
Simultáneamente con el exantema aparecen otros síntomas, como resfriados, enrojecimiento de la garganta, hiperemia de la conjuntiva y linfadenopatía cervical y auricular, malestar general. Encefalitis o hepatitis ocurren, sin embargo, raramente.
El diagnóstico es clínico y se basa en el hallazgo de la sintomatología típica, posiblemente confirmada por análisis de cultivo, PCR o pruebas serológicas.
La terapia es generalmente sintomática y puede incluir la administración de antipiréticos para bajar la fiebre y una buena hidratación. Los pacientes inmunodeprimidos que desarrollan una enfermedad grave pueden tratarse con foscarnet y ganciclovir.