salud del tracto urinario

Pielonefritis aguda

¿Qué es la pielonefritis aguda?

La pielonefritis aguda es una inflamación localizada que afecta la mucosa de la pelvis renal (o pelvis renal) y el riñón; a menudo es causada por la propagación de una infección soportada por patógenos que pertenecen a la flora bacteriana intestinal, que puede llegar al riñón de tres maneras: ascendiendo desde la vejiga (la más común), la sangre y la linfática desde la linfa.

Existen diferentes condiciones y mecanismos que pueden hacerlos susceptibles a la pielonefritis.

Los síntomas indicativos de la inflamación aguda son fiebre alta, escalofríos, dolor lumbar, disuria y compromiso renal en el examen físico.

La infección en el riñón causa un proceso inflamatorio, de naturaleza supurativa, con la formación de pequeños abscesos distribuidos en el órgano afectado.

La pielonefritis tiene una evolución benigna: si se usa el tratamiento adecuado, los síntomas tienden a regresar en aproximadamente dos semanas. En el caso de anomalías urinarias concurrentes, la infección puede demostrar ser particularmente resistente al tratamiento y, a veces, puede haber una evolución en la forma crónica de la enfermedad.

incidencia

La pielonefritis puede afectar a personas de cualquier género y edad, pero hay una mayor incidencia en mujeres y niños, por las siguientes razones:

  • Mujeres: tienen una uretra más corta que los hombres y, durante el embarazo, el útero puede comprimir aún más las vías de excreción. Otros factores, que hacen que el sexo femenino esté más expuesto, pueden ser los cambios hormonales y los traumas uretrales durante las relaciones sexuales.
  • Niños: presentan el fenómeno de reflujo vesical-ureteral con mayor frecuencia.

Causas y factores de riesgo.

La causa de la pielonefritis aguda a menudo se encuentra en una infección del tracto urinario, que se puede determinar y diagnosticar mediante un cultivo de orina.

La presencia de bacterias en la orina (son estériles, en general, en el sujeto sano) en un número significativamente alto, hace evidente la presencia de una infección, que puede concretarse con precisión en el inicio de la pielonefritis. La mayoría de los casos de pielonefritis se deben a microorganismos intestinales que ingresan al tracto urinario, como Escherichia coli (en 70-80% de los casos) y Enterococcus faecalis . Las infecciones nosocomiales (contraídas en el hospital) pueden deberse a bacterias coliformes y enterococos, así como a otros organismos menos comunes (por ejemplo, Pseudomonas aeruginosa y varias especies de Klebsiella ). La mayoría de los casos de pielonefritis comienzan como infecciones del tracto urinario inferior, especialmente cistitis y prostatitis. Escherichia coli puede invadir las células "paraguas" de la vejiga (definidas como cada una de ellas cubre más células de la capa intermedia) para formar comunidades bacterianas intracelulares, que pueden madurar en biopelículas (agregación compleja de microorganismos caracterizados por la secreción de una matriz de anclaje); los últimos son resistentes a la terapia con antibióticos y las respuestas del sistema inmunológico, tanto que representan una posible explicación para las infecciones recurrentes del tracto urinario, incluida la pielonefritis.

Varios factores predisponen a la pielonefritis:

  1. Alteraciones anatómico-funcionales, que pueden causar obstrucción del flujo urinario o facilitar la entrada en la vejiga de patógenos:
    • defectos estructurales del tracto urinario, como algunas malformaciones congénitas;
    • Uretra más corta en mujeres: promueve la colonización del tracto urinario por microorganismos de origen intestinal, para su acceso al vestíbulo vaginal. Del mismo modo, las relaciones sexuales facilitan la entrada en la uretra de patógenos en las mujeres;
    • tumores, estenosis, cálculos renales, hipertrofia prostática;
    • Daño neurológico de la vejiga y de los esfínteres (espina bífida, esclerosis múltiple).
  2. Vaciado incompleto de la vejiga.
  3. El reflujo vesical-ureteral (reflujo de orina de la vejiga al uréter y algunas veces al parénquima renal) y el vaciado incompleto de la vejiga favorecen una infección ascendente que llega al riñón.

  4. Cateterismo.
  5. Durante la inserción de un catéter, las bacterias pueden transportarse a la vejiga a través de la vía endoluminal o por contacto con la superficie externa. Los stents ureterales (pequeño tubo insertado en el uréter para prevenir o resolver la obstrucción del flujo de orina desde el riñón) o los procedimientos de drenaje (por ejemplo, nefrostomía) también pueden aumentar el riesgo de pielonefritis.

  6. Enfermedades predisponentes de varios tipos: enfermedades metabólicas (diabetes mellitus, hiperuricemia), inmunosupresión, enfermedades neurológicas, etc.
  7. El embarazo es una condición que hace susceptible a la pielonefritis aguda debido al aumento de la producción de estrógeno (dilatación de los uréteres, pelvis y vejiga) y por el agrandamiento del útero (compresión en los uréteres y vejiga con estancamiento de la orina).

Los síntomas

El inicio de la enfermedad suele ser rápido, con síntomas que se desarrollan rápidamente en unas pocas horas o después de un día. La pielonefritis puede causar molestias, náuseas, vómitos, micción dolorosa y dolor abdominal, unilateral o bilateral, que se irradia a lo largo del lado hacia la espalda.

La aparición de la fiebre es variable, pero generalmente su aparición causa temblores violentos y se asocia con un mal estado general de salud (fatiga, debilidad, anorexia, etc.).

La pielonefritis a menudo se asocia con síntomas de infección en el tracto urinario inferior, como micción frecuente, hematuria (la orina puede presentar sangre) o disuria (salida de orina con dificultad, no necesariamente acompañada de dolor). El examen bacteriológico de la orina es esencial para confirmar el diagnóstico de infección. La orina está turbia debido a la presencia de células (piuria) o bacterias (bacteriuria).

El paciente que sufre de pielonefritis aguda comúnmente presenta dolor lumbar (a nivel de uno o ambos riñones), que se manifiesta repentinamente y puede tener una intensidad variable (generalmente moderada, el paciente acusa la sensibilidad del riñón a la palpación en el curso de diagnóstico).