Los tallos de la ortiga contienen un tipo de fibra llamada "fibra de rafia". Este material se extrae mediante una maceración similar a la que se usa para el lino, una planta con la que comparte muchas aplicaciones.
A diferencia del algodón, las ortigas crecen fácilmente y no requieren el uso de pesticidas. Por otro lado, al tacto son bastante toscos (quizás más similares a los del cáñamo).
Históricamente, desde hace 2000 años se utilizan ortigas para producir ropa. Durante la Primera Guerra Mundial, debido a la falta de algodón, los uniformes del ejército alemán fueron tejidos con fibras de ortiga.
Más recientemente, algunas empresas en Austria, Alemania e Italia han comenzado a producir otros tejidos comerciales basados en ortiga.
Las ortigas también se pueden usar como tintes textiles, gracias a la tintura amarilla producida por las raíces o por la hoja verde.
