La presión arterial alta puede afectar la visión a medida que pasa el tiempo. De hecho, daña los vasos que traen alimento y oxígeno al ojo, causando retinopatía hipertensiva y contribuyendo a la aparición del glaucoma .
La retinopatía hipertensiva es una enfermedad caracterizada por la reducción del calibre de las arterias de la retina y la dilatación de las venas, que toman un curso tortuoso. En los casos más graves y avanzados, la coroides tiene áreas sin tratar y el nervio óptico puede elevarse debido a un edema.
La retinopatía hipertensiva puede provocar visión borrosa y distorsionada. La retina, ya no nutrida y oxigenada suficientemente, sufre degeneración. La posible consecuencia de la retinopatía hipertensiva es, por lo tanto, la pérdida completa de la vista.
