salud del higado

Hígado graso o hígado graso estático

generalidad

El hígado, con sus 1500 gramos, es la glándula más grande de nuestro cuerpo. Sus funciones son muchas y en gran medida esenciales. Entre estos, un papel importante es el de la clasificación y síntesis de las grasas.

En condiciones particulares de sobrecarga funcional, este metabolismo puede entrar en crisis favoreciendo la acumulación de triglicéridos dentro de los hepatocitos. Cuando el contenido de grasa del hígado excede el 5% de su peso, se llama esteatosis hepática o, más comúnmente, hígado graso.

Causas e incidencia

El hígado graso, como hemos visto, resulta de una alteración del metabolismo de los lípidos. Esta situación puede ser causada por una gran cantidad de enfermedades y enfermedades.

Los factores de riesgo importantes para la enfermedad del hígado graso son la diabetes, la obesidad (especialmente abdominal -androide o manzana-), una dieta desequilibrada, desequilibrada y excesivamente alta en grasa, anemia y acolismo. También algunos medicamentos, desequilibrios hormonales, nutrición (Kwashiorkior), deficiencia de carnitina, ayuno prolongado y exposición excesiva a sustancias tóxicas pueden promover la acumulación de triglicéridos en el hígado. Todos estos factores, además de aumentar el riesgo de aparición, también aumentan el de las complicaciones.

  • El 75% de los pacientes con diabetes tipo 2 tienen antecedentes de esteatosis hepática en la encuesta de ultrasonido:
  • El hígado graso es una condición frecuente en las personas obesas (incidencia 70-90%):
  • La esteatosis hepática aparece con mayor frecuencia entre los 50 y los 60 años, pero la incidencia entre los niños está aumentando.

Síntomas y diagnóstico

Para más información: Síntomas del hígado graso.

Alrededor del 20-40% de los adultos italianos "padecen" una enfermedad del hígado graso. en sí mismo, este trastorno no es una enfermedad real sino una simple desventaja metabólica, a menudo asintomática. Solo cuando el hígado está muy involucrado con la esteatosis, el paciente puede experimentar una sensación de incomodidad, un ligero dolor localizado en el cuadrante derecho del abdomen.

De hecho, el hígado muestra signos de alteración solo en etapas muy avanzadas. A lo que el paciente normalmente se refiere como dolor de hígado resulta ser, en muchos casos, un dolor intestinal simple o vesícula biliar (vesícula biliar).

Precisamente debido a este comportamiento asintomático, más del 90% de las personas con hígado graso ocasionalmente descubre este trastorno. A menudo, este descubrimiento se produce durante una ecografía que muestra el llamado hígado brillante o durante los controles de control de la sangre (aumentos leves de la fosfatasa alcalina o transaminasas se pueden vincular a la esteatosis).

Las transaminasas son pequeñas proteínas contenidas en la célula hepática que tienen una función metabólica precisa. Cuando una célula del hígado sufre y se inflama, una parte de estas transaminasas sale del exterior y se vierte en la sangre. Por esta razón, cuando una persona tiene transaminasas altas, probablemente significa que su hígado está sufriendo. Sin embargo, este sufrimiento no es sinónimo de enfermedad: puede ser una alteración transitoria y no es muy relevante desde el punto de vista clínico (ejercicio físico extremo, dieta demasiado rica en calorías, embarazo).

La ecografía es una prueba relativamente simple, pero puede diagnosticar la esteatosis hepática solo en una fase bastante avanzada. En general, en realidad no es capaz de visualizar esteatosis de tamaño pequeño y mediano (cuando la infiltración de grasa afecta a menos del 33% de las células). Solo una biopsia puede confirmar con certeza el grado de severidad de la esteatosis y la presencia de cualquier complicación.

Hígado graso (enfermedad del hígado graso)

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complicaciones

Cuando se trabaja en condiciones de esfuerzo máximo, como un automóvil que siempre viaja a toda velocidad, las células hepáticas pueden enloquecerse debido a demasiado trabajo. Esta sobrecarga se traduce, a la larga, en una degeneración celular que primero causa inflamación y luego la muerte de los hepatocitos. Esta complicación llamada esteatohepatitis es la evolución natural de la esteatosis no tratada.

En los alcohólicos, el hígado graso puede degenerar primero en esteatohepatitis y luego en cirrosis (degeneración no reversible de las células hepáticas).

Para saber más: esteatosis alcohólica.

El riesgo de que un hígado graso de origen no alcohólico se convierta en esteatohepatitis (acumulación de grasa acompañada de inflamación, fibrosis y necrosis) es bastante bajo (alrededor del 5-10% de los casos). La dislipemia (colesterol alto y triglicéridos en sangre), obesidad, síndrome metabólico y resistencia a la insulina aumentan el riesgo de esta complicación.

Dieta y cura

Para saber más: Grasas para el cuidado del hígado.

El enfoque terapéutico de la esteatosis y la esteatohepatitis no alcohólica consiste en modificar el estilo de vida, mientras que la efectividad de los tratamientos farmacológicos sigue siendo incierta.

En la base del hígado graso, como hemos visto, muy a menudo hay algunas causas dietéticas. Entre estos, mencionamos: dieta excesivamente alta en grasas, alcohol y azúcares y, especialmente en países subdesarrollados, deficiencia de vitamina B12 (contenida exclusivamente en alimentos de origen animal), biotina y ácido pantoténico.

La dieta se convierte en un factor aún más importante si se considera que dos de las principales causas de la enfermedad del hígado graso (sobrepeso y diabetes) se derivan en la gran mayoría de los casos de hábitos alimenticios incorrectos.

Por lo tanto, en presencia de hígado graso es importante reequilibrar la dieta, prestando especial atención al uso de grasas animales (incluida la mantequilla y los productos lácteos), carnes rojas, margarina, alcohol y dulces. Aunque son preferibles a los animales, es bueno moderar el uso de grasas vegetales (aceite de oliva, semillas, frutas secas, etc.).

Reemplazar la carne con pescado o verduras puede ser muy útil para la desintoxicación del hígado (siempre y cuando el pescado no contenga, como sucede a menudo, toxinas o metales pesados).

El papel de la dieta contribuye a la ausencia de una terapia farmacológica específica (excepto en aquellos casos en los que el trastorno se debe a enfermedades particulares).

Para mejorar aún más los efectos beneficiosos de una alimentación saludable, recomendamos, como siempre, la combinación con un programa de actividad física regular. Los deportes de resistencia (natación, ciclismo, caminar y correr) están particularmente indicados.

Ver también: dieta hepática y esteatosis y remedios para el hígado graso.