La infección por el virus del papiloma humano (VPH) es muy común: la mayoría de las veces se cura espontáneamente en unos pocos meses o años, gracias a la intervención del sistema inmunitario; en todos los demás casos, puede conducir a tumores cervicales, anogenitales y orofaríngeos.
La vacuna contra el VPH ha demostrado tener la mayor eficacia en mujeres que nunca han estado en contacto con el virus, por lo que se recomienda para personas jóvenes que aún no han tenido relaciones sexuales. Sin embargo, los beneficios son evidentes incluso en el caso de una infección previa por VPH, ya superada en el momento de la vacunación.
La vacuna, por otro lado, no ha demostrado ser efectiva en los casos en que la infección está presente en el momento de la vacunación o en el tratamiento de las alteraciones del cuello uterino que ya se han desarrollado. De hecho, es una vacuna preventiva y no terapéutica.
