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menisco

Dentro de la rodilla, dos meniscos, uno medial y otro lateral, actúan como amortiguadores, facilitando los movimientos y protegiendo toda la articulación.

Que son los meniscos

Las lesiones de rodilla más comunes son aquellas en el menisco, dos pequeñas estructuras fibrocartilaginosas en forma de C ubicadas entre los cóndilos femorales y la tibia. Durante los movimientos, los meniscos permiten la descarga del 30-70% del peso sobre el cartílago articular, lo que estabiliza la rodilla. Su forma, ligeramente elevada en los bordes y cóncava en el interior también aumenta la congruencia de las superficies articulares que forman esta importante articulación.

Lateralmente, ambos meniscos hacen contacto con la cápsula articular a través de un tejido conectivo fibroso que se llama paramenisco. Mientras que la cara superior, ligeramente hueca, hace contacto con los cóndilos femorales, la inferior, plana descansa sobre la cavidad glenoidea respectiva de la tibia.

Los meniscos están formados por cartílago fibroso de color blanquecino y particularmente resistentes al estrés mecánico. El componente principal del cartílago fibroso, llamado colágeno tipo I, se organiza a su vez a lo largo de fibras circulares para resistir las cargas ejercidas por el fémur. En cambio, una pequeña parte de las fibras tiene una orientación radial y le otorga al menisco una cierta resistencia a los desgarros longitudinales.

El menisco interno o medial se parece a una media luna, mientras que el menisco externo o lateral tiene un aspecto más circular, se parece más a una O. El menisco lateral cubre una porción mayor de la superficie articular de la tibia que el menisco interno. También tiene mayor movilidad.

Dentro de la rodilla, el menisco no está libre entre las dos superficies articulares, sino que está estabilizado por conexiones importantes. El ligamento transverso de la rodilla conecta los cuernos delanteros de los dos meniscos entre sí y luego se conecta a la rótula. Los dos meniscos también hacen contacto con las fibras de los ligamentos cruzados anterior y posterior, acentuando así su función estabilizadora.

Lateralmente, los dos meniscos están conectados a un haz fibroso procedente del extremo lateral respectivo de la rótula. Finalmente, las expansiones de los tendones musculares semimembranosos y poplíteos están conectadas respectivamente al borde posterior del menisco interno y al borde posterior del menisco externo. Estas últimas conexiones descritas son muy importantes porque le dan una movilidad activa al menisco y las protegen de posibles lesiones durante los movimientos.

Funciones de los meniscos.

Una vez que los meniscos se consideraron importantes pero no indispensables y se retiraron por este motivo en caso de lesión. Aunque a corto plazo estas intervenciones restauraron rápidamente la pérdida de la función articular, algunos estudios posteriores mostraron una profunda incidencia de artritis y enfermedades degenerativas en pacientes que se habían sometido a esta cirugía (meniscectomía).

Hoy en día, las técnicas antiguas han sido reemplazadas casi por completo por la cirugía artroscópica, que en la mayoría de los casos no remueve sino que sutura la parte dañada del menisco. De hecho, una sucesión de numerosos estudios ha demostrado claramente que la preservación del menisco protege el cartílago articular de los procesos degenerativos y que estos son directamente proporcionales a la porción de menisco extraída. Hagamos una breve referencia a las numerosas funciones de los meniscos:

  • Absorben y distribuyen las cargas aplicadas uniformemente.
  • Ayudan al cartílago a absorber los choques.
  • colabore con los tendones que protegen la articulación del daño de la hiperextensión y la hiperflexión
  • Aumentar la congruencia de la articulación.
  • si están cargados, empujan el líquido sinovial rico en nutrientes hacia el cartílago articular
  • estabilizar toda la articulación

El menisco está desprovisto de vasos sanguíneos, excepto por sus dos extremidades. En adultos jóvenes, este sistema vascular penetra en el menisco medial en aproximadamente un 10-30% de su longitud, mientras que en el lateral la penetración es ligeramente menor (10-25%). Con el paso de los años se produce una reducción progresiva de los capilares meniscales. Sin embargo, la alimentación está garantizada por la presencia de líquido sinovial.

Las terminaciones nerviosas del menisco también tienen una distribución vascular similar y están ausentes en la porción central. Su tarea es transmitir información sobre la posición adoptada por la junta.

Más allá de estas sutilezas, es importante recordar que el menisco es una estructura en gran parte libre de capilares sanguíneos. De ello se deduce que, a excepción de pequeñas lesiones periféricas, en caso de un trauma fuerte, sus capacidades reparadoras, si existen, son extremadamente bajas.

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