pensión alimenticia

Aceite de palma, deforestación y efecto invernadero.

La palma aceitera ( Elaeis guineensis ) necesita un clima tropical, y es precisamente en los trópicos donde se concentran las plantaciones explotadas para la extracción de petróleo.

Los principales países productores se concentran en el sudeste asiático, en particular en Malasia e Indonesia, y en las áreas tropicales de África y Brasil.

Además de su perfil nutricional, el aceite de palma también se denigra desde un punto de vista ambiental. Basta decir que entre 2000 y 2012, Indonesia vio la desaparición de 6, 02 millones de hectáreas de bosque tropical (un área tan grande como Irlanda), para obtener tierras que se utilizarán principalmente para la producción de aceite de palma.

Es bien sabido que los bosques son capaces de absorber y almacenar enormes cantidades de dióxido de carbono como materia orgánica, liberando oxígeno gracias al conocido proceso de fotosíntesis con clorofila. Cuando estos bosques se incendian, o cuando drenan la tierra para adecuarlos a los cultivos, además de privar al planeta de este precioso efecto, se liberan grandes cantidades de gases de efecto invernadero y luego se liberan al aire. Además del dióxido de carbono, también existe el problema del metano, un gas de efecto invernadero presente en el suelo donde se genera por la fermentación anaeróbica.

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