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Dieta y Síndrome de Down

Síndrome de down

El síndrome de Down, también conocido como trisomía 21, es una de las enfermedades genéticas más extendidas en el mundo; Afecta al cromosoma 21, del cual suministra un tercer par. Tiene una incidencia del 8% en alteraciones hereditarias y, según las estadísticas, al menos un sujeto de Down afectado nace por cada 1.000 personas sanas.

El síndrome de Down tiene varios niveles de gravedad pero, en la mayoría de los casos, es bastante incapacitante. Determina un retraso cognitivo (variable), con un CI medio de 50; Es distinguible por las características clásicas "mongoles" y otras proporciones físicas diferentes a las normales.

El síndrome de Down se asocia con otros trastornos, malformaciones y manifestaciones físicas, cada uno de los cuales está profundamente vinculado al tipo de mutación debida a la expresión génica.

A veces, el síndrome de Down puede crear un trastorno alimentario generalizado debido a sus repercusiones físicas y de comportamiento.

Complicaciones dietéticas

Desde el punto de vista dietético y nutricional, el síndrome de Down a menudo acompaña a ciertas enfermedades. Entre estos, algunos se manifiestan a una edad temprana y otros a una edad avanzada; De los primeros reconocemos:

  • obesidad
  • Reflujo gastroesofágico y vómitos.
  • Resistencia a la leptina
  • Enfermedad celíaca
  • Trastornos del perfil lipídico.
  • estreñimiento
  • Diabetes mellitus tipo 1.

De los más probables en edad avanzada mencionamos:

  • osteoporosis
  • Trastornos autoinmunes (psoriasis, pancreatitis, enfermedad inflamatoria intestinal, etc.)
  • Alteraciones cardiológicas
  • Enfermedad de Alzheimer.

Por lo tanto, es deducible que la dieta para el síndrome de Down está dirigida a la prevención o moderación de estas comorbilidades. Por otro lado, sería impensable incluir todas las necesidades nutricionales de estos cuadros clínicos en una sola dieta. En última instancia, la dieta para el síndrome de Down varía según el tipo de descompensación o malformación preponderante.

Síndrome de Down y estrés oxidativo

El síndrome de Down está relacionado con la falta de regulación / compensación de las especies reactivas de oxígeno (ROS).

Estos, que se clasifican como radicales libres, ejercen una acción oxidante dañina en muchas funciones celulares, desde la expresión genética de las proteínas hasta la neurodegeneración.

El síndrome de Down incluye un defecto del funcionamiento mitocondrial de varios tipos de células, responsable de: hipotonía, alteraciones inmunitarias, diabetes mellitus tipo 1, enfermedad de Alzheimer, degeneración y, por lo tanto, envejecimiento prematuro.

Para compensar este inconveniente, es posible aumentar la contribución de los nutrientes mitocondriales, es decir, aquellas moléculas que tienden a proteger dichos orgánulos del daño oxidativo (de las ROS), mejorando su funcionamiento. Entre estos, los más importantes son: acetil-L-carnitina, ácido alfa-lipoico (ALA), ácido ascórbico, tocoferoles, coenzima Q10 (ubiquinona, CoQ10) y estradiol o similares.

Además de tomar suplementos alimenticios o medicamentos, es posible aumentar la ingesta de antioxidantes en la dieta al preferir ciertos alimentos; específicamente:

  • Para acetil-L-carnitina y ácido alfa-lipoico: carne y despojos
  • Ácido ascórbico o vitamina C: pimientos picantes y pimientos, cítricos, perejil, manzanas, lechuga, etc.
  • Tocoferoles o vitamina E: semillas oleaginosas (por ejemplo, almendras o semillas de girasol), aceites derivados, albahaca y otras especias
  • Coenzima Q10: en verduras y especialmente en brócoli, en espinacas, en cacahuetes, en soja y en granos enteros
  • Fitoestrógenos: similares al estradiol, se encuentran principalmente en la soja.

Problemas del motor en la alimentación.

Otros problemas que afectan el síndrome de Down afectan la esfera motora.

De hecho, no es raro que estos sujetos presenten dismorfia facial, alteraciones en la coordinación muscular, dificultad para modular la intensidad de los movimientos que comprometen la masticación, reducción de los movimientos de la lengua, etc.

En la práctica, surgen considerables dificultades para beber, masticar y tragar. No es una coincidencia que algunas investigaciones estadísticas muestren una clara tendencia a limitar tanto el agua como los alimentos y bebidas líquidos.

Preferencias de comida

Los datos experimentales sugieren que las personas con síndrome de Down tienen una fuerte tendencia a consumir pan, pasta, carnes en conserva (carnes curadas) y postres. Por el contrario, tienden a descuidar el consumo de frutas y verduras.

Esto implica un excedente energético, con un exceso de la fracción de azúcares simples, a veces de proteínas totales y de grasas saturadas; por otro lado, hay una falta de minerales (especialmente calcio), de fibras, de vitaminas y de antioxidantes.

conclusiones

Las necesidades nutricionales de los afectados por el síndrome de Down pueden compararse con las de las personas comunes; sin embargo, no se debe pasar por alto la importancia de los factores antioxidantes, que es muy importante para la salud mitocondrial y la prevención de enfermedades degenerativas.

En una dieta balanceada, todos los nutrientes están presentes en cantidades satisfactorias, pero es esencial cuidar cuidadosamente la dieta global para asegurar la concentración de minerales y fibras, así como asegurar la proporción óptima de ácidos grasos (saturados e insaturados) y carbohidratos. (simple y complejo).

Si el síndrome de Down está asociado con patologías de interés nutricional o metabólico (como obesidad, diabetes mellitus tipo 1, enfermedad celíaca, reflujo, estreñimiento, etc.), es necesario que la dieta sea extremadamente específica, consulte :

  • Dieta para la obesidad
  • Dieta mellitus tipo 1
  • Dieta para la enfermedad celiaca.
  • Dieta para el reflujo gastroesofágico.
  • Dieta para el estreñimiento