La malaria es una enfermedad muy antigua que siempre ha estado vinculada a la historia de la humanidad.
Ya en China del 2700 aC, se conocían algunos síntomas característicos de la enfermedad. Sin embargo, la primera referencia al cuadro clínico completo de la malaria se remonta a Hipócrates (Grecia, siglo IV a. C.), que describe la fiebre intermitente típica y, en primer lugar, establece un vínculo entre la infección por malaria y los hábitats de pantanos.
Posteriormente, la malaria se extendió a Italia, donde las obras hidráulicas y la capacidad de los romanos para tratar los campos agrícolas dificultaron el progreso de la enfermedad. Cuando el Imperio Romano perdió su esplendor, los brotes aparecieron nuevamente, lo que llevó a un largo trabajo de recuperación hasta la Edad Media.
La etimología de la palabra " malaria " se deriva de un término medieval italiano " mal aria ", que significa mal aire . En Francia, se prefirió usar el derivado latino " paludisme " (la malaria, de hecho, también se llama paludismo), debido a la creencia de que la enfermedad fue causada por las exhalaciones de aire suave proveniente de las zonas pantanosas. El término "malaria" se convirtió en sinónimo de la enfermedad solo a fines del siglo XIX.
