salud de la piel

Síntomas de Eritrasma

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definición

El eritrasma es una enfermedad dermatológica que afecta principalmente a las regiones intertriginosas del cuerpo (pliegues de la piel).

El agente responsable es Corynebacterium minutissimum, una bacteria Gram positiva que pertenece a la flora cutánea residente. En condiciones favorables, esta bacteria prolifera excesivamente e invade una porción del estrato córneo, causando eritrasma.

La infección prefiere áreas que son naturalmente húmedas, cálidas y ricas en sudor y secreciones sebáceas, como los espacios interdigitales de los pies, la región inguinal y las axilas. Entre los factores predisponentes están los cambios en la barrera cutánea, la obesidad y los estados inmunocomprometidos. El eritrasma tiene la mayor incidencia entre los pacientes diabéticos y los habitantes de áreas subtropicales y tropicales.

Síntomas y signos más comunes *

  • bromhidrosis
  • Discromías de la piel
  • Dolores en las articulaciones
  • eritema
  • máculas
  • placas
  • picazón
  • Escamas en la piel

Direcciones adicionales

El eritrasma se manifiesta con manchas oscuras y exfoliantes en la piel, similares a las de la tiña o la dermatofitosis intrangutral. El sitio más afectado es el pie, especialmente en el tercer y cuarto espacio interfalángeo, donde la enfermedad se presenta con descamación superficial, fijación y maceración. Sin embargo, a nivel de grandes pliegues, el eritrasma se manifiesta con placas de color marrón rojizo con una superficie de descamación, forma irregular y bordes bien definidos. Estas manifestaciones cutáneas pueden ser asintomáticas o levemente picantes. Con menos frecuencia, la infección afecta el surco inframamario, las axilas, el abdomen (región periumbilical) y el surco interglúteo.

Otros síntomas asociados con el eritrasma incluyen dolor en las articulaciones y un olor diferente a la sudoración.

Para el diagnóstico es fundamental el examen de luz Wood, que muestra una fluorescencia típica de coral rojo. El examen histológico de las lesiones ayuda a proporcionar evidencia diagnóstica.

El tratamiento consiste en la administración tópica o sistémica de eritromicina, tetraciclina o clindamicina. La limpieza suave de la superficie de la piel con jabones bactericidas o antimicóticos puede ayudar a limitar el crecimiento bacteriano.

Las recaídas son frecuentes.