fisiología

Hueso esponjoso, hueso compacto, laminillas óseas

La observación microscópica de la estructura ósea nos permite reconocer:

  • Un tejido óseo fibroso o no laminar.
  • y un tejido óseo lamelar.

El tejido fibroso o entrelazado es un hueso inmaduro y normalmente se encuentra en el embrión, en los recién nacidos, en el área metafisaria (ver más abajo) y durante la curación de las fracturas. Una vez depositado, el tejido fibroso se reabsorbe fácilmente y se reemplaza por tejido óseo laminar.

Bajo el microscopio, el tejido óseo fibroso se presenta como una serie de fibras entrelazadas en las tres dimensiones del espacio de forma casi aleatoria. Las mallas de esta "telaraña tridimensional" están formadas por grandes fibras de colágeno de un espesor considerable (5-10 μm de diámetro).

El hueso no laminar es, en general, más elástico y menos consistente que el laminar, debido a la menor cantidad de minerales y la falta de una orientación preferencial de las fibras de colágeno.

El tejido óseo laminar forma el hueso maduro que resulta de la remodelación del hueso fibroso o hueso preexistente. En comparación con el anterior, es un tejido más organizado, con una orientación ordenada y paralela de las fibras de colágeno, que están dispuestas en capas superpuestas, llamadas laminillas óseas.

Entre una lámina y la otra, pequeños espacios que se comunican entre sí: las brechas albergan las células que, a través de un sistema de canalículos, entran en contacto con las áreas del hueso desde donde pueden recibir materiales nutricionales.

Entre los dos tipos de tejido, el laminar es el más extendido y constituye casi todo el hueso compacto y la mayor parte del hueso esponjoso.

Los dos tipos de tejido óseo (laminar y no laminar) se distinguen por la disposición de las fibras de colágeno, ordenadas en el primer tipo y no ordenadas en el segundo.

En los adultos, todo el tejido óseo es lamelar; encontramos el tipo no laminar durante la osificación o durante la reparación de la fractura.

El tejido óseo laminar se divide a su vez en hueso esponjoso y hueso compacto. La composición básica es la misma pero su disposición tridimensional es diferente. Esta diversificación permite optimizar el peso y el volumen de los huesos de acuerdo con las diferentes tensiones a las que están sometidos.

HUESO O HUESO TRABECOLAR

Presencia de trabéculas.

El hueso esponjoso se encuentra principalmente en la parte más interna de los huesos, a nivel de los huesos cortos, los huesos planos y la epífisis de los huesos largos.

Como su nombre lo indica, bajo el microscopio se ve como una esponja y dentro hay muchos espacios entre la espécula (o trabéculas).

Las trabéculas, orientadas e intersecadas entre sí, delimitan cavidades, llamadas cavidades medulares, que contienen médula roja (hematopoyética) y amarilla (grasa).

El tejido esponjoso da ligereza al hueso, gracias a su estructura alveolar, y

Permite que los músculos muevan los huesos más suavemente. La distribución de las trabéculas depende de las líneas de carga; Por lo tanto, el hueso esponjoso es adecuado para soportar tensiones no demasiado fuertes, pero que provienen de diferentes direcciones.

Este tipo de hueso es más abundante en la columna vertebral, las costillas, la mandíbula y la muñeca. Constituye solo el 20% de la masa esquelética, pero representa el componente metabólico más activo.

HUESO COMPACTO O HUESO CORTICAL

Presencia de osteones.

El hueso compacto forma la porción externa (más superficial) de huesos cortos, huesos planos y huesos largos; Es también la diáfisis de este último. Es un hueso duro, sólido y compacto, precisamente porque carece de cavidades macroscópicamente evidentes; Los canales pequeños están reservados para los vasos sanguíneos, las células y sus procesos, necesarios para mantenerlos vivos.

Constituye el 80% de la masa esquelética. Se presenta con la estructura laminar organizada en osteones .

Las OSTEONES son las unidades estructurales del hueso compacto.

Dentro de ellas, las células óseas (osteocitos) se distribuyen en cavidades en forma de lentes biconvexas llamadas lagunas óseas. La característica más obvia del osteón está dada por la presencia de columnas de láminas concéntricas (de 4 a 20) que delimitan un canal central. Dentro de este canal, llamados Havers, se desarrollan nervios y vasos sanguíneos y linfáticos.

Juntas, las láminas y el canal forman el sistema de Adriano (sinónimo de osteona). Los diversos sistemas se comunican entre sí (anastomosis), con la cavidad medular y con la superficie libre del hueso a través de los canales dispuestos de forma transversal y oblicua, dichos canales de Volkmann.

En el periostio reconocemos dos tipos de canales:

  • Longitudinal (de Havers) en la que fluye la sangre capilar.
  • Transversales (de Volkmann): provienen del periostio y del endósteo y fluyen hacia el longitudinal.

El hueso compacto da rigidez, dureza y resistencia al estrés mecánico.

La mayor parte del hueso compacto se encuentra al nivel de los huesos largos de las extremidades inferiores y superiores.