salud de la mujer

Quemadura vaginal

generalidad

La quema vaginal es un trastorno íntimo femenino bastante común, que puede ser determinado por varias causas.

En la mayoría de los casos, este síntoma se encuentra en el curso de una irritación, un estado inflamatorio o una infección de la vagina (conducto músculo-membranoso que se extiende desde la vulva hasta el cuello uterino).

Además, considerando la anatomía de los genitales femeninos, la quema también podría derivar de un proceso patológico de la vulva o del tracto urinario .

La gravedad de la quema vaginal varía según la causa subyacente y los factores individuales que contribuyen a determinar su apariencia (por ejemplo, reacciones irritativas, alteraciones hormonales y otras situaciones que contribuyen a cambiar el ecosistema vaginal). En cualquier caso, la quema es un síntoma particularmente molesto, ya que implica un área muy sensible.

La sensación de ardor puede ser constante o presente solo durante ciertas actividades, como durante las relaciones sexuales o después de la micción (por ejemplo, cuando la orina entra en contacto con áreas inflamadas o dañadas de la región genital).

La quemadura vaginal puede ocurrir repentina o gradualmente, durante semanas o meses. Además, dependiendo de la etiología, este trastorno puede asociarse con prurito, eritema y sensibilidad, a veces con flujo vaginal.

La evaluación del ardor, que es esencial para establecer la terapia correcta para la causa desencadenante, debe realizarla el ginecólogo y, por lo general, incluye la historia clínica, el examen físico y el análisis de las secreciones vaginales.

El diagnóstico precoz y el tratamiento de la afección patológica subyacente a la quema vaginal reducen el riesgo de posibles complicaciones.

Causas y factores de riesgo.

La quemadura vaginal es un síntoma que puede ocurrir desde la infancia y puede tener diferentes causas.

vaginitis

La inflamación de la vagina (vaginitis) es un trastorno que reconoce numerosas causas.

A menudo, esta condición se ve favorecida por un aumento en el pH local (debido, por ejemplo, a la sangre menstrual o el esperma en el post-coito) y por la alteración de la flora microbiana vaginal (reducción de lactobacilos secundaria a una mala higiene o uso personal de medicamentos, como antibióticos o corticosteroides).

Estas condiciones predisponen a la proliferación de microorganismos patógenos y hacen que la mucosa vaginal sea más vulnerable a los ataques infecciosos . Los agentes responsables de la vaginitis pueden ser hongos (como Candida albicans ), bacterias ( Gardnerella vaginalis, estreptococos, estafilococos, etc.), protozoos (por ejemplo, Trichomonas vaginalis ) y, más raramente, virus (por ejemplo, Herpes simple).

La vaginitis también puede deberse a reacciones de hipersensibilidad e irritaciones de la mucosa vaginal. Entre los factores que pueden inducir este trastorno se incluyen el uso excesivo de limpiadores íntimos, lavado vaginal, aerosoles o perfumes higiénicos, suavizantes de telas y detergentes para la ropa. En ocasiones, la irritación puede resultar del uso de lubricantes de látex o condones.

La vaginitis también puede ser causada por causas físicas, como abrasiones debido a una lubricación inadecuada durante las relaciones sexuales o fricción por ropa demasiado apretada, especialmente si está hecha de un material sintético. El contacto prolongado con un cuerpo extraño (por ejemplo, absorbentes internos, papel higiénico o granos de arena) también puede causar inflamación vaginal.

Vaginosis bacteriana

Normalmente, en las mujeres en edad reproductiva, los lactobacilos son los constituyentes predominantes de la flora microbiana vaginal. La colonización por estas bacterias normalmente es protectora, ya que mantiene el pH vaginal en valores normales (entre 3.8 y 4.2) y previene el crecimiento excesivo de microorganismos patógenos. Sin embargo, ante la presencia de situaciones que pueden alterar el ecosistema vaginal, los genitales pueden ser vulnerables.

La vaginosis bacteriana es una infección genital muy común, caracterizada por un desmicrobismo vaginal que causa el aumento de bacterias patógenas. A menudo, su presencia se informa por picazón, ardor y aumento del flujo vaginal (secreciones homogéneas de color blanco grisáceo, caracterizadas por un mal olor). Si se descuida, la vaginosis bacteriana puede provocar complicaciones ginecológicas, así como promover la transmisión de enfermedades generalizadas a través de las relaciones sexuales.

Enfermedades de transmision sexual

La quemadura vaginal es a menudo el primer signo de una infección de transmisión sexual, como el herpes genital, la gonorrea, la tricomoniasis y la clamidia .

menopausia

En mujeres en edad reproductiva, los altos niveles de estrógeno mantienen el grosor de la mucosa vaginal, lo que refuerza las defensas locales. Al llegar a la menopausia, la disminución fisiológica en la producción de estas hormonas causa el adelgazamiento de las paredes de la vagina y puede inducir problemas como sequedad, picazón e irritación ( vaginitis atrófica ).

Las alteraciones hormonales que ocurren después del parto o durante la lactancia también pueden promover la aparición de ardor vaginal. La reducción del estrógeno también puede ser inducida por algunos tratamientos, como la extirpación quirúrgica de los ovarios, la irradiación pélvica y la quimioterapia.

Hipersensibilidad o reacciones alérgicas a ciertas sustancias.

La quema vaginal puede ocurrir debido a ciertos químicos, que pueden causar irritación del área genital . Esta reacción puede resultar del uso excesivo de limpiadores íntimos y lavados vaginales.

En personas susceptibles, el riesgo de padecer el trastorno también puede estar asociado con el uso de desodorantes íntimos, cremas depilatorias, jabones, gel de ducha, papel higiénico perfumado, suavizantes de telas y residuos de detergente para la ropa.

En la categoría de agentes sensibilizantes potenciales, también se incluyen lubricantes o cremas vaginales, condones de látex, espermicidas, anillos vaginales anticonceptivos, diafragmas o dispositivos intrauterinos.

Otros factores predisponentes.

La quema vaginal puede ser determinada por una serie de otros trastornos que involucran la vagina, el cuello uterino, los genitales externos y el tracto urinario, que incluyen:

  • Episodios repetidos de cistitis ;
  • Parasitosis, incluyendo sarna o pediculosis púbica;
  • Lesiones neurológicas (por ejemplo, quistes de Tarlov, resultados postraumáticos del nervio pudendo, etc.);
  • Micro traumas provocados por el raspado del prurito local, abrasión debido a una lubricación inadecuada durante las relaciones sexuales, fricción por la ropa excesivamente ajustada y uso de absorbentes internos durante largos períodos de tiempo.

La quema vaginal también puede deberse a estados de inmunosupresión y enfermedades sistémicas como la diabetes. En algunos casos, esta sensación de ardor puede estar asociada con enfermedades dermatológicas (incluida la dermatitis seborreica, el liquen escleroso y la psoriasis) y los trastornos psicosomáticos .

Signos y síntomas asociados.

Cuando la quemadura ocurre en un área sensible como la vagina o la vulva, puede ser particularmente molesta. El trastorno puede manifestarse como una sensación de ardor en el área genital durante la micción, con contacto o sin ningún tipo de estrés.

Dependiendo de la causa, esta manifestación puede ocurrir simultáneamente con otros síntomas, como picazón, leucorrea (flujo vaginal), edema, sensibilidad y enrojecimiento. Este síntoma también puede estar asociado con sangrado leve, dolor ardiente durante las relaciones sexuales (dispareunia), disuria (dolor al orinar) y sequedad vaginal.

En algunos casos también se pueden encontrar excoriaciones, vesículas pequeñas y ulceraciones.

La quema vaginal puede durar desde unos pocos días hasta varias semanas.

diagnóstico

En presencia de quemaduras vaginales, la evaluación generalmente implica la recopilación de datos anamnésicos (historial médico completo del paciente) y el examen ginecológico, durante el cual se examina el tracto inferior de los genitales femeninos.

Tras la inspección, se pueden encontrar síntomas y signos sugestivos sobre las posibles causas involucradas. Para definir la etiología de la quema vaginal, el médico puede tomar muestras de las secreciones vaginales: la medición del pH y el examen microscópico de este material permiten recopilar una primera indicación de la condición que causó la sensación de ardor. Si los resultados de estos análisis preliminares no son concluyentes, las muestras tomadas pueden cultivarse para determinar qué microorganismo es responsable de la sintomatología.

El médico también puede usar un hisopo para tomar una muestra de secreciones del cuello uterino, detectar infecciones de transmisión sexual y recolectar una muestra de orina.

Tratamiento y prevención.

Una vez que se ha formulado el diagnóstico, el tratamiento está dirigido a las causas específicas de la quema vaginal.

  • Si hay vaginitis de origen bacteriano, la terapia consiste en el uso de antibióticos, que se deben tomar por vía oral o por vía tópica, durante unos días.
  • En presencia de infecciones fúngicas, sin embargo, está indicado el uso de fármacos antifúngicos .
  • En caso de fenómenos alérgicos o irritantes, es necesario suspender el uso de la sustancia sensibilizante que causó la reacción. Si los síntomas son moderados o intensos, su médico puede prescribir un tratamiento farmacológico basado en productos antisépticos y antiinflamatorios, como la bencidamina.

Además de seguir escrupulosamente la terapia indicada por el ginecólogo, es importante corregir los factores predisponentes y la adopción de algunas precauciones, como:

  • Evitar el lavado vaginal si no es necesario: someter la vagina a prácticas demasiado higiénicas puede alterar el equilibrio de las bacterias presentes en ella y aumentar el riesgo de infecciones. Incluso el uso de limpiadores íntimos no se debe realizar en exceso: este hábito podría alterar las defensas inmunológicas vaginales naturales y la flora microbiana saprofita.
  • Después de usar el inodoro, es una buena regla limpiarte del revés: esto evita la propagación de bacterias fecales a la vagina. Además, se debe prestar atención a la adopción de medidas de higiene correctas, como recordar lavarse las manos después de cada evacuación y micción.
  • Al lavar, prefiera la ducha al baño: enjuague bien el detergente usado y séquelo bien para evitar el estancamiento de la humedad. No use jabones demasiado agresivos y evite el uso continuo de toallitas desodorantes íntimas, protectores de panty, absorbentes para interiores y jabones con pH ácido.
  • Elija ropa interior que garantice la transpiración adecuada y que no irrite el área genital. Por lo tanto, se debe preferir usar ropa de algodón puro, preferiblemente blanco; Este tejido natural permite una correcta oxigenación del tejido y limita el estancamiento de las secreciones.
  • Usar condones durante las relaciones sexuales ayuda a evitar infecciones de transmisión sexual.
  • Respetar las normas alimentarias para una alimentación correcta y equilibrada.