La talasemia tiene un vínculo curioso con la malaria : las personas con talasemia son más resistentes al plasmodio de la enfermedad, por lo que son favorecidas desde un punto de vista evolutivo.
Si consideramos la distribución geográfica de la enfermedad hematológica, de hecho, podemos ver que es superponible a la de la infección transmitida por los mosquitos.
La razón se debe a los cambios estructurales y la vida más corta de los eritrocitos en la talasemia, así como en pacientes con otras hemoglobinopatías (por ejemplo, anemia de células falciformes). Estas características evitan la explotación de los glóbulos rojos por el plasmodio de la malaria, que por lo tanto no logra completar su ciclo reproductivo.
