salud del higado

Síntomas del hígado graso no alcohólico

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definición

La enfermedad del hígado graso no alcohólico es una enfermedad caracterizada por una acumulación excesiva de grasa en el hígado. Esta acumulación representa la respuesta hepática al daño que no depende del abuso de alcohol.

Por lo general, esta enfermedad se debe a una sobrecarga del metabolismo de las células hepáticas, que luchan con una mayor cantidad de grasa de lo que normalmente pueden procesar.

La enfermedad del hígado graso no alcohólico está estrechamente relacionada con el síndrome metabólico (obesidad central, aumento de la glucosa y triglicéridos en la sangre, colesterol bajo e hipertensión HDL) y se desarrolla con más frecuencia en presencia de otras afecciones médicas, como dislipidemia y diabetes.

La deposición progresiva de grasa dentro de las células hepáticas ocurre cuando las cantidades de grasa extraídas con la dieta exceden las que el órgano logra eliminar. En particular, hablamos de esteatosis si la grasa hepática supera el 5% del peso del órgano.

La enfermedad puede ocurrir a cualquier edad, pero se observa más entre 40 y 60 años.

Síntomas y signos más comunes *

  • anorexia
  • astenia
  • Transaminasas aumentadas.
  • Calambres musculares
  • Dolor en un lado
  • Dolor en la parte superior del abdomen.
  • hepatitis
  • hepatomegalia
  • Hinchazon abdominal
  • La resistencia a la insulina
  • hipercolesterolemia
  • Hipertensión portal
  • hipertrigliceridemia
  • náusea
  • Perdida de peso
  • esplenomegalia

Direcciones adicionales

En general, esta forma de hígado graso no implica síntomas específicos. En algunos casos, sin embargo, puede haber fatiga, malestar y dolor abdominal en el cuadrante superior derecho.

Aunque la enfermedad del hígado graso no alcohólico generalmente tiene un patrón benigno, a veces puede complicarse con una inflamación crónica del hígado, llamada esteatohepatitis. Esta condición se caracteriza por la presencia de una reacción inflamatoria que también puede asociarse con necrosis hepatocelular, es decir, la muerte de las células hepáticas y la cicatrización de sus tejidos. La esteatohepatitis, a su vez, puede degenerar en cirrosis e hipertensión portal. La esplenomegalia puede desarrollarse si hay fibrosis hepática avanzada.

El diagnóstico de esteatosis hepática se puede sospechar cuando hay un agrandamiento del hígado asociado con la alteración de algunos parámetros sanguíneos. En particular, con los análisis de sangre podemos destacar el aumento de las transaminasas y otras enzimas hepáticas, como la gamma-glutamil transpeptidasa (GGT) y la fosfatasa alcalina (ALP), ambas "espías" de lesión hepática. Además, también se puede observar un aumento en los niveles de triglicéridos y colesterol, glucemia e insulina basal, lo que indica un marco compatible con la resistencia a la insulina. Las pruebas serológicas, por otro lado, deben demostrar la ausencia de infecciones por hepatitis B y C.

El diagnóstico se puede determinar mediante biopsia de hígado y métodos de imagen, como ecografía, tomografía axial computarizada (TAC) o imagen de resonancia magnética (MRI). Actualmente no existe una terapia específica, por lo que el tratamiento está dirigido a controlar las causas desencadenantes y la adopción de una dieta balanceada, con abstención total de alcohol, pérdida gradual de peso y actividad física regular.