salud del higado

Síntomas de la hepatitis d

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definición

La hepatitis D es una enfermedad infecciosa del hígado causada por el virus Delta (o virus de la hepatitis D, HDV).

El HDV es un patógeno de ARN defectuoso, ya que solo se puede replicar en presencia del virus de la hepatitis B (VHB). Por lo tanto, la enfermedad solo puede ocurrir en el caso de una infección simultánea con el virus de la hepatitis B y D ( coinfección ) o para la sobreinfección por HDG en un portador crónico de VHB.

Los modos de transmisión son los mismos que los de la hepatitis B, es decir, por contacto con sangre o fluidos corporales, como el esperma y las secreciones vaginales, de una persona infectada. En general, la infección se produce debido a relaciones sexuales sin protección, al compartir agujas y jeringas para la inoculación de drogas y al uso de artículos de cuidado personal promiscuos (cepillo de dientes, tijeras y máquinas de afeitar). También es posible la transmisión materno-fetal.

Síntomas y signos más comunes *

  • anorexia
  • ascitis
  • astenia
  • Transaminasas aumentadas.
  • escalofríos
  • caquexia
  • Dolor abdominal
  • Dolor en la parte superior del abdomen.
  • Dolores en las articulaciones
  • Dolores musculares
  • edema
  • hepatomegalia
  • fiebre
  • Dejé claro
  • Hinchazon abdominal
  • hipercolesterolemia
  • Hipertensión portal
  • ictericia
  • leucopenia
  • Dolor de cabeza
  • náusea
  • urticaria
  • trombocitopenia
  • picazón
  • esplenomegalia
  • Orina oscura
  • vómitos

Direcciones adicionales

En caso de coinfección, el período de incubación de la hepatitis D varía de 45 a 160 días después de la exposición al virus. En la superinfección, sin embargo, los síntomas pueden aparecer en 2-8 semanas.

La coinfección por VHD y VHB aparece como hepatitis B aguda, pero con síntomas inusualmente graves. Las manifestaciones pueden incluir: cansancio, falta de apetito, fiebre, náuseas y vómitos, dolor abdominal, artralgias, orina oscura, ictericia y malestar general. La superinfección, por otro lado, empeora el curso de la hepatitis B crónica, lo que aumenta la posibilidad de evolución hacia la cirrosis. La hepatitis D también aumenta el riesgo de una rápida evolución en una forma fulminante potencialmente mortal.

La presencia del virus de la hepatitis D se puede determinar mediante la identificación de anticuerpos anti-HDV (HDV-Ab IgM), que indican una infección en curso.

El tratamiento de la hepatitis D implica la administración de interferón alfa en dosis altas y durante un largo período de tiempo, pero el medicamento no siempre es eficaz. En caso de infección grave, puede ser necesario un trasplante de hígado.

Por el momento, una vacuna específica contra el VHD no está disponible, pero la vacuna contra el VHB también protege indirectamente contra el virus de la hepatitis D.